Las cámaras que nos llevan
¿Qué sería de las aventuras de hoy si no pudiéramos verlas como las vieron sus protagonistas? Hoy, las cámaras nos hacen vivir una parte de lo que sintieron quienes las llevaron a cabo y, aunque no podamos sentir el viento en la cara como ellos, adivinamos gracias a los vídeos muchas de las sensaciones que les llevan a sus mundos de acción.
Uno de los grandes fenómenos en este campo ha sido el de las cámaras GoPro. Esta compañía fue fundada en el 2002 por Nick Woodman, un surfero frustrado por no poder disponer de recursos para adquirir un equipo de fotografía y vídeo con la suficiente calidad para capturar sus cabalgatas sobre las olas.
El hueco comercial estaba ahí: muchas personas querían una cámara pequeña, que se pudiera montar en cascos, manillares y otras partes del equipo deportivo para registrar sus mejores momentos, pero nadie parecía haberlo visto. Las GoPro se fueron asentando en el mundo de los deportes extremos y hoy se han convertido casi en un es- tándar de quienes llevan a cabo actividades de aventura.
Por un lado, los grandes fabricantes de cámaras han dado la respuesta a la GoPro con productos de gran calidad que se pueden permitir competir con las pioneras, y otras pequeñas compañías han creado modelos para intentar darle la réplica. Es muy probable que en pocos años la cuota de mercado de las cámaras de aventura se diversifique, pero siempre nos quedará la lección que nos han dado estas pequeñas cámaras cúbicas. En definitiva, queríamos dispositivos que nos hicieran volar y navegar: soñar.