Grecia se echa atrás en su primer pulso político con la UE
El Gobierno de Syriza amaga con aliarse con Putin en su estreno europeo Atenas decide al final mantener el consenso sobre las sanciones a Rusia
Alexis Tsipras (derecha) con Martin Schulz, presidente de la Eurocámara Mientras en Atenas Alexis Tsipras recibía al presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, en Bruselas el Gobierno de Syriza se estrenaba amenazando con no apoyar las nuevas sanciones a Rusia por su ofensiva bélica en Ucrania.
Atenas, al anunciar reservas al acuerdo, desconcertó a sus socios europeos
Grecia se conforma con suavizar la mención a futuras sanciones, sin vetarlas
La renovada ofensiva bélica en el este de Ucrania, y en especial los ataques a Mariúpol y otras ciudades, han llevado a la Unión Europea a ampliar su castigo a Rusia. La decisión se aprobó después de una intensa jornada marcada por la incertidumbre que supuso que el nuevo Gobierno de Grecia, de tendencia presumiblemente más rusófila que el anterior, planteara sus reservas y diera que pensar a muchos diplomáticos que Syriza podría tratar de romper el consenso europeo.
No fue así y la decisión adoptada va mucho más lejos de lo que podía vislumbrarse hace tan sólo dos semanas, cuando algunos países hablaban de cómo dejar atrás el enfrentamiento diplomático y económico actual para –en lugar de aislar al Gobierno ruso– reanudar el diálogo con Moscú sobre temas de interés común.
El acuerdo va en la dirección contraria. Las sanciones diplomáticas que debían expirar en marzo se ampliarán seis meses más, hasta septiembre; se añadirán nuevos nombres a la lista de personas y empresas afectadas (una decisión que se formalizará en diez días) y, finalmente, se inician los preparativos de “cualquier acción que se considere adecuada” para “asegurar la apli- cación del acuerdo de Minsk”, explicó Federica Mogherini, alta representante de Asuntos Exteriores de la Unión; este último punto, afirmó incluye posibles nuevas sanciones económicas.
La decisión, como no podía ser de otra manera tratándose de política exterior, se adoptó por unanimidad: “La unidad es nuestra fuerza”, resaltó Mogherini al término de la reunión de ministros, convocada a raíz de los últimos ataques de los rebeldes prorrusos en la región del Donbass. Atenas se conformó con una pequeña concesión para dar su visto bueno al texto, suavizando la referencia a sanciones más restrictivas en el futuro pero sin vetarlas ni cerrar esa puerta. El asunto será debatido por los líderes europeos en la cumbre del 12 de febrero en Bruselas. Algunas delegaciones, como la británica o las bálticas, han vuelto a plantear la idea de sacar a Rusia del sistema financiero internacional vetando su acceso al sistema Swift, pero no hay consenso al respecto. Y si la UE se planteara ir por la vía económica, las dudas podrían venir no sólo de Grecia, también de países tan relevantes como Francia debido a su alto coste para ambas partes, alertó ayer su Gobierno.
La situación sobre el terreno, explicó por su parte el titular español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, es preocupante de acuerdo con la información transmitida por los estamentos militares europeos. “Se están produciendo violaciones continuas y cada vez más frecuentes del alto el fuego, (...) los separatistas avanzan de forma lenta pero constante y el apoyo de Rusia a los separatistas es claro, evidente y está suficientemente probado”, relató. ¿Qué buscan esos avances? “Establecer una nueva realidad sobre el terreno que sirva en una futura negociación si se retoman los acuerdos de Minsk”, afirmó García-Margallo.
En las conclusiones de la reunión, la UE animan a Kíev a que dé los pasos necesarios para que el Tribunal Penal Internacional “examine los presuntos crímenes contra la humanidad cometidos en territorio ucraniano en el 2014 y 2015”.
El desconcierto en que las capitales europeas quedaron sumidas cuando Atenas anunció anteanoche que tenía reservas al borrador del acuerdo es sintomático de la tensión que ha ocasionado la llegada al poder de Syriza, un partido de izquierda radical ajeno al mainstream europeo. El nuevo Gobierno griego tuvo en jaque a sus socios durante casi 24 horas. Las simpatías de algunos miembros de Syriza y sus socios, Griegos Independientes, por Moscú enrarecieron el ambiente. No está claro “por dónde tirará”, admitían fuentes diplomáticas antes de la cita, preguntándose si el Gobierno de Alexis Tsipras deja-
La UE deja la puerta abierta a más sanciones económicas a Rusia Bruselas achaca a un malentendido el supuesto desaire a Atenas
ría pasar el tema, abriría un inesperado frente con la UE por la política exterior o, peor, si tomarían el tema como rehén de la dura negociación que se avecina sobre la deuda.
El nuevo ministro de Exteriores, Nikos Kotziás, llegó a Bruselas dando señales de querer hacer de puente con Moscú: “Grecia trabaja para devolver la paz y la estabilidad a Ucrania y, al mismo tiempo, para evitar un choque entre Rusia y la UE”, dijo. Finalmente, el texto del acuerdo salió adelante sin apenas matices, haciendo más vaga la mención a las nuevas sanciones. Pero Grecia logró lo que Yannis Varufakis, ministro de Finanzas, había sugerido que Atenas quería en primera lugar: hacer oír su voz y no permitir que la UE dé por sentada su posición sin preguntarles.
Fuentes del Consejo achacan a un malentendido el presunto desaire de que el primer comunicado del presidente del Consejo, Donald Tusk, denunciando la política de “apaciguamiento” y anunciando más sanciones, se publicara el martes sin tener en cuenta las reservas del nuevo Gobierno de Alexis Tsipras. “Ha sido una discusión más bien bizantina, haciendo honor al origen del nuevo ministro”, pero al final, relató no sin humor García-Margallo, “se ha respetado la lógica aristotélica que estaba en las diferentes versiones del documento”.