La Vanguardia

Léase con fuegte acsento fgancés

- Quim Monzó

Como diría aquel sabio escritor, hay dos tipos de personas: aquellas a las que les gusta el olor a gasolina y aquellas a las que no les gusta. (Bueno, él habría dicho hombres en vez de personas, porque eran otras épocas, pero ahora no hilaremos delgado.) Yo soy de este último grupo: no me gusta el olor a bencina y, aunque ahora la soporto, cuando era joven me provocaba ganas de vomitar. Pero como afortunada­mente hay gustos para todo y el primer grupo tiene muchos adeptos, la Volkswagen acaba de presentar durante la Semana de la Moda de Berlín un perfume que lleva por nombre Mémoire de Pétrole y que, como es evidente por poco francés que se sepa, huele a gasolina. El acto tuvo lugar en la Janinebe angallery, en la Torstrasse berlinesa. Sirvieron cócteles de color azul mientras la gente olía cintas también azules, impregnada­s de Mémoire de Pétrole. Quien quiera ya la puede comprar por internet.

El año 2004, la empresa japonesa de moda Comme des Garçons –de francesa, sólo el nombre– lanzó un perfume con un olor parecido. Se llamaba Garage. La nota de olor lo describía así: “aldehído de laurel, rastros de

Mémoire de Pétrole: el nuevo perfume para los amantes del olor a gasolina

queroseno, notas de cuero, notas florales de plástico, acetato de vetiver y madera de cedro chino”. Que el olor de gasolina tiene muchos seguidores lo demuestra el hecho de que en Facebook hay como mínimo una cuenta que presume de ello: “I love the smell of benzine”. Y seguro que hay más. Los aficionado­s a olfatearla dicen que actúa como una especie de anestésico, y que provoca una euforia parecida a la del alcohol consumido en grandes dosis. En países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda –y en muchas islas del Pacífico– este consumo se ha convertido en una plaga, sobre todo entre los indígenas, la capa de población que no puede permitirse drogas más caras. Como pasa aquí con los que huelen cola, sean indígenas o no. La cosa ha llegado al punto de que, en Australia, la BP ha creado un combustibl­e con sólo el 5% de compuestos aromáticos (en vez del 25% que tienen la mayoría de gasolinas), a ver si esta pobreza olfativa los desanima.

¿Quiere eso decir que Volkswagen ha decidido ampliar su campo empresaria­l y ahora fabricará también perfumes y dentro de un tiempo cremas solares y quién sabe si camisas, botas y piruletas? En absoluto. Volkswagen lo ha creado para la promoción de un nuevo modelo de Golf: “Der e-Golf. Das e-Auto”. Juega con la llegada irremediab­le de los coches eléctricos y la añoranza que mucha gente sentirá dentro de unas décadas, cuando la bencina sea cosa del pasado, tan del pasado como son ahora los Bucaneros, las casetes o los chicles Bazooka.

–¿Sabes que cuando yo era joven los coches no eran eléctricos e iban con gasolina? –le explicará algún abuelo a su nieto, que lo mirará con ojos incrédulos y pensará: “Este viejo achacoso hace tiempo que chochea”.

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