La Vanguardia

Andar como tabla de salvación

Cheryl Strayed recorrió 1.700 km en la Costa Oeste de EE.UU. para frenar su espiral de autodestru­cción

- ROSA M. BOSCH

Con un Monstruo a cuestas, así bautizó a su mochila de más de 30 kilos de peso, y 1.700 kilómetros por delante, Cheryl Strayed, la autora y protagonis­ta real de Salvaje, el libro en el que se basa la película, pretendía purgar sus penas, dejar atrás un pasado doloroso y enfrentars­e a un futuro incierto. “Me fui a la naturaleza a curarme; me imaginaba sentada, meditando en lugares bellísimos y teniendo grandes revelacion­es. Pensé que lloraría y procesaría mis sentimient­os. Pero cuando llegué al sendero me di cuenta de que mi objetivo era solucionar las necesidade­s físicas... Y eso me dio una nueva perspectiv­a de mis emociones”, explicaba Strayed a La Vanguardia por correo electrónic­o tras publicar su libro.

El recuerdo de una infancia con un padre borracho y maltratado­r, la muerte de su madre, la separación de un marido al que todavía quería, las drogas, la promiscuid­ad... Strayed, a los 26 años, había llegado a una situación límite y por casualidad cayó en sus manos una guía del Sendero del Macizo del Pacífico (SMP), una ruta que atraviesa la Costa Oeste de EE.UU., de Mojave hasta la frontera con Canadá. Un total de 4.285 km, de los que Strayed (Pensilvani­a, 1968), licenciada en Literatura Inglesa y Estudios Femeninos, se propuso recorrer 1.700.

La primera escena de la película, en la que Strayed se arranca la uña de un pie, destrozado por días de caminata apretujado en unas botas demasiado pequeñas, plantea que superar el reto físico será tan ambicioso como curar las heridas emocionale­s. La autora transmite la sensación de dolor por el peso que carga a sus espaldas; el hambre (se queda sin un céntimo y sin la merecida hamburgues­a de recompensa); la sed; el miedo, al toparse con unos sujetos de poco fiar... Pero se había propuesto vencer el SMP sola, sin que nadie le sacara las castañas del fuego.

Tresciento­s días de autoexplor­ación. Al anochecer se acurrucaba dentro de su saco y cambiaba de registro, se adentraba en las historias que le brindaban Flanery O’Connor, Faulkner, Adrienne Rich y Nabokov. Su arrojo superó su inexperien­cia; otros senderista­s que se cruzaron con ella en el camino la encumbraro­n como su heroína.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain