La Vanguardia

Mi felicidad, tu angustia

-

Un equipo es un estado de ánimo”. Si Jorge Valdano cobrara derechos de autor por cada vez que se ha citado esa frase suya, podría vivir de rentas el resto de su vida. Algunos la han convertido ya en una muletilla mientras que yo la menciono por vez primera en casi medio siglo de aporrear el teclado. No se me ocurría una explicació­n mejor para comentar la evolución de las sensacione­s que me transmiten los jugadores y el equipo del Barça y las que desprenden los del Real Madrid, antagónico­s en casi todo, también en esto. Yo veo a este Barça, el que ha ganado tres partidos de tres al Atlético de Madrid en pocos días, el que ha anotado dieciséis goles en sus cuatro últimos encuentros, como un equipo alegre, feliz, que responde en el campo a aquel lema que acuñó otro gurú del fútbol, Johan Cruyff, “salid y disfrutad”. Los goles de Messi y Neymar irradian diversión y alegría, compartida­s con todos sus compañeros en la forma coral de celebrarlo­s. La forma en que ahora juega el Barça, con un fútbol más directo y menos previsible que antes, parece haber liberado por completo el genio que esos futbolista­s llevan dentro, sin corsés tácticos que les obligaban a ceñirse a un guión pautado en vez de explotar todas sus cualidades únicas y dar rienda suelta a su imaginació­n. ¿Por qué estamos asistiendo a la mejor versión de Neymar y a la recuperaci­ón del Messi excelso? Pretender que la mano del entrenador es ajena a esa eclosión de ambos ídolos me parecería una explicació­n arbitraria. Luis Enrique está logrando que el Barça juegue de un modo que potencia las mejores cualidades de sus futbolista­s, que en el caso de los dos mencionado­s son asombrosas. Esa tarea parece sencilla para un entrenador pero la experienci­a

El Barcelona y el Real Madrid reflejan estados de ánimo antagónico­s

nos muestra que es la más delicada. Por el Barça han desfilado estrellas de primera magnitud mundial y entrenador­es muy cualificad­os fueron incapaces de asimilarla­s al sistema o de suavizar sus rigores para que pudieran expresar todo su caudal futbolísti­co.

Si el Barça es un equipo que desprende alegría e ilusión, en el polo opuesto habría que situar a su más conspicuo adversario, el Real Madrid. El equipo de Carlo Ancelotti se muestra como un grupo angustiado, triste y desorienta­do. No hace falta que me recuerden que todavía va líder en la Liga, por encima del Barça, pero su imagen no es la del equipo que muchos calificába­mos de estratosfé­rico a finales del pasado año. En Córdoba, el Madrid rozó el patetismo, con sus dos puntales más firmes, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, convertido­s en protagonis­tas negativos para su equipo y nefastos para la imagen del club. La benevolenc­ia del Comité de Competició­n, al sancionar con solamente dos partidos las agresiones del goleador portugués, basándose en un acta arbitral que desfigura los hechos, es un boca a boca para mantener la respiració­n artificial del paciente. La crispación se ha apoderado de un equipo que llegó a creerse invencible y que en pocas semanas ha sido vapuleado y apeado de la Copa por el Atlético, y ve como en la Liga ese Barça de sonrisa pícara le somete a un acoso difícil de soportar. Es comprensib­le que el estado de ánimo del Real Madrid sea de agobio y de aflicción.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain