La Vanguardia

Guerra fría en Melbourne

Serena Williams y Sharápova vuelven a encontrars­e en una final de Grand Slam

- MARTA MATEO

Hay rivalidade­s que permanecer­án para siempre en la historia de la raqueta. Tiempos en los que Martina Navratilov­a y Chris Evert copaban las finales semana tras semana durante 18 esplendoro­sos años. Sesenta y una finales en total, en un cara a cara que iba cambiando de aspecto según el lustro que correspond­iese, pero que llegó a acumular 36 títulos de Grand Slam, con la mitad del pastel para cada una. Su legado es indiscutib­le por la dimensión y longevidad de sus carreras y creó precedente en las siguientes dominadora­s del tenis mundial. Steffi Graf y Monica Seles, la misma Graf con Arantxa Sánchez Vicario y un tiempo después dos hermanas con nombres de diosa que hoy por hoy continúan sumando victorias.

Qué mejor final que aquella que enfrenta a la número 1 del mundo contra la número 2. Es decir, la estadounid­ense Serena Williams ante la rusa Maria Sharápova. La garra contra los aullidos. Para muchos, la final soñada. Para otros, un título con nombre y apellidos dirección Estados Unidos. Una rivalidad que, des-

VENTAJA PARASERENA La estadounid­ense, número 1 mundial, lleva una década imbatida ante la número 2

de que empezó hace once años exactament­e, ha tenido una sola dominadora. Williams lleva una década imbatida ante la rusa, que desde que le arrebató con 17 años la copa de Wimbledon y los Tour Championsh­ips del 2004 ya no supo cómo tumbar a su tormento por excelencia en los siguientes quince encuentros en los que se cruzaron sus destinos después. Esta es una guerra fría del tenis, un choque entre las dos mejores jugadoras del momento. Una con 18 coronas, igualando a Evert y Martina. La otra, con cinco, pero con una esperanza inquebrant­able de destronar a la actual reina.

“Creo que mi confianza debería mantenerse en los mismos niveles sin importar con quién voy a jugar la final”, reconocía la rusa cuando aún no sabía quién sería su rival. “Si he llegado al último partido es porque merezco ese lugar. No importa el récord negativo que pueda tener con cualquier jugadora, porque haré todo lo que esté en mi mano para ganar”.

¿Por qué la anula tanto Serena? “Por su agresivida­d y su poderío. Con ella siempre tienes que ir a buscar la línea y a veces me paso intentando arriesgar un poco más”, responde Maria, aunque avisa: “Soy muy competitiv­a y pondré todo de mi parte para darle la vuelta”.

Serena, quien tras necesitar nueve puntos de partido contra Madison Keys pudo respirar tranquila, reflexionó sobre la oposición con su némesis soviética: “Me encanta jugar contra ella. Creo que es divertido. Me gusta mucho su intensidad”. Y halagaba a la número 2. “Si está aquí es porque es una luchadora y porque se niega a rendirse”. No le falta razón. Desde que salvó dos puntos de partido ante Alexandra Panova en segunda ronda, la rusa no ha perdido un solo set.

En la final, programada mañana a las 19.30 h de la tarde en Melbourne Park (9.30 de la mañana hora española), Sharápova intentará volver al origen, cuando una tierna niña de 17 años plantó cara. Esta será la cuarta final de Grand Slam entre la jugadora de 33 años y la de 27, con un 2-1 a favor de la pequeña de las Williams. Si hay un momento en que Maria puede darle la vuelta es ahora, con una Serena renqueante por un resfriado.

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MANAN VATSYAYANA / AFP Sharápova celebra el punto de la victoria ante Makarova
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