La Vanguardia

La UE eleva el tono ante Grecia y Tsipras pide tiempo

La Bolsa de Atenas remonta el vuelo, al elevarse el 3,2%

- SERGIO HEREDIA

“No es el momento de rebajar la deuda griega. Los otros países de la eurozona no lo aceptarán. Se puede alcanzar algún tipo de acuerdo, pero no habrá cambios en los aspectos fundamenta­les”. Son palabras de Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, recogidas ayer en Le Figaro. De quitas, viene a decir Juncker, ni hablar. Y esa postura garantiza que el proceso griego va para largo, por mucho que las partes contratant­es tengan prisa.

Cuatro días después del triunfo de Syriza en Grecia, este es el tiempo de los despachos. Es cierto, hay que ir deprisa: la incertidum­bre acostumbra a desquiciar a políticos, lob

bies y mercados. Alexis Tsipras, el nuevo primer ministro, ha captado el mensaje (Fitch le recordaba ayer que rebajará aún más la nota al país si no hay acuerdo antes de mayo). Tsipras ha formado el nuevo gobierno en un tiempo récord y ya recibe a los poderes fácticos internacio­nales. Se sentó ayer con Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, y hoy repetirá con Jeroen Djisselblo­em, el presidente del Eurogrupo. El concepto queda claro: Atenas pide tiempo para activar sus reformas y pide una “quita parcial” de su deuda.

Lo que pasa es que las partes parecen muy alejadas entre sí. Djisselblo­em lanzó un aviso para navegantes: “Es demasiado pronto para juzgar al gobierno griego, pero, con toda sinceridad, si se adhiere a todas sus promesas electorale­s, el presupuest­o griego se desviará total- mente y con mucha rapidez de su curso”. Y Alemania tampoco parece dispuesta a tragar.

Desde la distancia (se abren 2.400 kilómetros entre Atenas y Berlín), ayer hablaron la canciller Angela Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Merkel le pidió a Tsipras que “asuma su responsabi­lidad en estos tiempos difíciles”. Y Schäuble fue un paso más allá, profundiza­ndo en el origen de la crisis griega... que no está en otro sitio que en la propia Grecia. “Debemos darnos cuenta de que los griegos no están sufriendo por decisiones adoptadas en Bruselas, en Berlín o en alguna otra parte, sino por los fallos de las elites en Grecia durante muchas décadas...”, dijo.

Pese a todas esas reticencia­s, algunos ven luz al final del túnel. El Instituto de Estudios Económicos e Industrial­es de Grecia aseguraba que las perspectiv­as de la economía griega serán “muy positivas” siempre y cuando el gobierno de Tsipras alcance un acuerdo con la troika. Y Daniele Nouy, presidenta del Consejo de Supervisió­n del Banco Central Europeo (BCE), añadió que la banca griega será capaz de sobrevivir a las turbulenci­as de los mercados “porque es muy fuerte y ha trabajado mucho y bien para fortalecer sus balances generales durante los últimos años”. “Atravesará esta crisis como atravesó las anteriores”.

Los mercados financiero­s tomaron nota, sobre todo de lo bueno. La prima de riesgo griega se relajó en 44 puntos, para resituarse cerca de los 1.000 (1.017), y la bolsa de Atenas recuperó parte del resuello: avanzó el 3,16%, reconforta­da por la reacción de su banca, que se elevó el 9,6%. El efecto alivió a sus vecinos de la periferia europea, como por ejemplo el Ibex. El selectivo español subió el 0,48%, hasta 10.507 puntos.

El BCE asegura que la banca griega “podrá sobrevivir muy bien pese a la actual crisis”

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ARIS MESSINIS / AFP Alexis Tsipras y Martin Schulz, ayer en Atenas
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