El PP y el PSOE se conjuran para mantener vivo el sistema bipartidista
Santamaría pone en valor el acuerdo entre los partidos “llamados a sucederse”
CARMEN DEL RIEGO JUAN CARLOS MERINO Una conversación del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y el líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, sirvió para dar un impulso al pacto de lucha contra el terrorismo yihadista. El pacto de Estado, que se firmará el lunes, tiene un alto valor político en si mismo, como todos los de este tipo. Pero además permite visualizar una estrategia común del PP y el PSOE: mantener vivo el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos ante la emergencia de fuerzas cuya prioridad declarada es poner fin al bipartidismo.
Que ese es un objetivo compartido, lo ponen de manifiesto los socialistas apostando al apostar por esas políticas de Estado que no gozan ahora de gran aplauso, y en una materia tan básica como la lucha contra el terrorismo, pese a las críticas que le puedan llover; y, a su vez, el Gobierno al reconocer como interlocutor y partido con capacidad de gobernar a su tradicional adversario. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, lo evidenció ayer, al hablar del acuerdo antiterrorista, de la importancia que “los partidos llamados a sucederse en el Gobierno” coordinen esa política contra los violentos.
El terrorismo yihadista preocupa y mucho al Gobierno, que sabe que el apoyo de la oposición es parte sustancial de la lucha antiterrorista. El mejor ejemplo de ello es el plan para luchar contra la radicalización violenta del terrorismo yihadista, que ayer aprobó el Consejo de Ministros.
El titular de Interior, Jorge Fernández Díaz subrayó la importancia de crear este marco de actuación para las instituciones públicas y diferentes colectivos de la sociedad civil. El Ejecutivo se compromete a plantar batalla al relato yihadista difundiendo una contranarrativa a su mensaje violento, principalmente en internet, y creará grupos locales en cada municipio para la rápida detección de posibles conflictos.
Fernández Díaz justificó la necesidad del plan en que siete de cada diez condenados por yihadismo, entre 1996 y 2012, se habían radicalizado en España, y de ellos el 80 por ciento lo hizo a través de internet.
Con el apoyo del PSOE a la lucha contra el yihadismo, el PP deja claro que prefiere al PSOE como oposición que a Podemos, si vuelve a ganar las elecciones. Hasta el manifiesto electoral del PP lo subraya al apelar a “la conciencia de los ciudadanos para desoír populismos, cantos de sirena, soluciones demagógicas, reclamos y eslóganes propios del oportunismo político, que sólo contribuyen a la destrucción de lo que con tanto esfuerzo hemos conseguido”.
Además del bipartidismo, el documento del PP incide en el debate territorial y la Constitución, y ahí guarda distancias tanto con la reforma de la Carta Magna que pide el PSOE como del “proceso constituyente” al que aspira Podemos. El PP se convierte así en garante de la Constitución y el Estado de las Autonomías, “que reconoce y ampara la riqueza que representan las singularidades territoriales y culturales dentro de una nación” que ha hecho que “nunca lenguas y rasgos propios de la diversi- dad española estuvieron tan presentes en la conciencia del conjunto de los ciudadanos, ni tan protegidos por el ordenamiento jurídico constitucional”. Unas lenguas, añade, “que forman parte inseparable de nuestra identidad nacional y de nuestra riqueza”.
La estrategia electoral del PSOE, por su parte, consiste en poner tanta distancia con el PP como con Podemos. Pero Pedro Sánchez considera que la política antiterrorista, como asunto de Estado, debe quedar excluida de la pugna partidista. De ahí su apuesta por cerrar con Rajoy el pacto contra el terrorismo yihadista: “Mi determinación es firme, quiero llegar a un acuerdo”, asegura Sánchez. Y ello pese a tener que hacer malabarismos debido al rechazo socialista a la figura de la cadena perpetua revisable impuesta por el PP en el Código Penal.
Sánchez pronostica que, pese a que el pacto antiterrorista sólo llevará la firma del PP y del PSOE, otros grupos parlamentarios lo votarán después. El líder del PSOE protagonizará este fin de semana –en ausencia de Susana Díaz, aquejada de gripe– la conferencia autonómica de los socialistas en Valencia en la que, si consigue acallar el ruido interno, presentará al PP como el gran adversario electoral a batir.