Cadena perpetua
Comparto el asombro del señor Barguilla (“Perpetua revisable”, 29/I/2015) ante el rechazo frontal de varias fuerzas políticas a la necesaria introducción en la reforma del Código Penal de la cadena perpetua revisable, bajo el eufemismo de “prisión permanente revisable”. Es este un rechazo más vinculado al recuerdo de otros tiempos no tan lejanos que a una reflexión profunda.
Considero que cumple con el fin resocializador de la pena, pues permite la reinserción social del delincuente rehabilitado, pero es a su vez compatible con la necesidad de inocuizar a aquellos sujetos que no pueden ser resocializados o no muestran arrepentimiento de sus actos.
Me sorprende que, tras las muestras de consternación por la anulación por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de la doctrina Parot, artificio jurisprudencial que vino a suplir la incompetencia legislativa, algunos partidos no tengan la valentía de apoyar la reforma del Gobierno, que si bien es dura, es un mal menor en relación con el bienestar y seguridad que merece la mayoría de la población, pacífica y cívica.
ÀLEX SERRA VILA
Barcelona