“Yo también quiero correr”
Berga consolida su escuela de corredores de montaña, con 160 alumnos de 5 a 16 años
La montaña es una fuente de inspiración; ahora que he empezado el bachillerato me relaja. Quiero correr. Sí, es muy cansado, necesitas marcarte una rutina, pero me gusta y al llegar a la meta tienes mucha recompensa...”, reflexiona David Rial, tras una sesión de entreno de hora y media. David, Maria Beringues y Queralt Zecha, los tres de 16 años, son los alumnos más veteranos de la pionera escuela de corredores de montaña de Berga Mountain Runners, una asociación deportiva que dos días a la semana reúne a 160 niños a partir de los cinco años de edad.
Esta escuela nació hace tres años y, según su coordinador e impulsor, Eduard Sánchez, es la primera de estas características que se ha puesto en marcha en el mundo. “Aquí, en el Berguedà, hay mucha gente que corre, coincidíamos en las carreras y decidimos constituirnos en club, los Mountain Runners, hace diez años, y en 2012 creamos la escuela. Empezamos el primer curso con 20 niños, hijos de corredores, y poco a poco se han ido su- mando más hasta llegar a los 160 actuales”, explica Sánchez.
El centro se puso en marcha con el aval de deportistas de la comarca como Núria Picas, campeona del mundo del Ultra Trail World Tour de 2014, o Pau Bartoló, el último ganador de una de las pruebas del emblemático Ultra Trail del Montblanc, la CCC, de 100 kilómetros, y titulado en INEF. La escuela cuenta con trece monitores, coordinados por Bartoló, que guían a los alumnos dos días a la semana en sesiones de una hora y media. En ocasiones reciben la visita y salen a correr con Picas, Dani Tristany o el propio Bartoló. Tener a estos referentes cerca es un aliciente más para los adolescentes que en las frías y oscuras tardes del invierno del Berguedà se ajustan el frontal y se afanan en subir y bajar colinas.
“El perfil de los chicos es muy heterogéneo, vienen los que simplemente quieren hace deporte y los que son muy competitivos y quieren seguir en este mundo”, apunta Sánchez. Los citados David Rial y Maria Beringues, campeona de Catalunya júnior de esta especialidad, empezaron en la escuela de su pueblo, en Avià. “Nuestra profesora de educación física nos animó a hacer cross, a los 12 años, y ahora entrenamos varios días a la semana aquí, y el sábado y el domingo hacemos recorridos de 15 o 18 kilómetros, con desniveles positivos de hasta 1.500 metros. Todos mis amigos corren de manera habitual”, comenta Rial.
Mountain Runners no tiene sede, en invierno quedan en el pabellón de deportes de Berga y cuando el día empieza a ser más largo, directamente en la montaña. Uno de los entrenadores, Ivan Camps, estudiante de INEF en Vic, ha salido con su grupo de ocho chicos, de 11 a 14 años, rumbo al santuario de Queralt. Por el camino se cruzan con numerosos vecinos que también quieren acabar el día haciendo ejercicio al aire libre. En Berga hay cultura de montaña. “Muchos de nuestros alumnos son hijos de deportistas, que ya hace tiempo que salen al monte con sus padres. Pero nuestro objetivo no es solo que corran, queremos que conozcan la geografía de la zona, la Serra del Catllaràs, la Figuerassa... Los valores de la naturaleza. Esta es la comarca ideal para correr, con cimas de 1.000 y 2.000 metros a menos de diez kilómetros de Berga”, añade Camps, que empezó a trotar por el Berguedà a los 17 años y que en la última edición de la Ultra Pirineu (110 km, en el parque natural del Cadí-Moixeró) quedó en la décimo primera posición.
Guim Planes, de 12 años, para unos minutos en la cuesta que conduce al santuario de Queralt
Núria Picas y Pau Bartoló, deportistas de la comarca y en la élite de los ultratrails, avalan la iniciativa El objetivo es triple: hacer deporte, conocer los valores de la montaña y aprender a orientarse
para comentar satisfecho que su padre ha culminado retos tan exigentes como el Tor des Geants (330 kilómetros, con 24.000 metros de desnivel positivo, en el valle de Aosta). “Yo –cuenta Guim– he corrido pruebas de hasta 15 kilómetros”.
Precisamente, destaca Sánchez, uno de los objetivos de Mountain Runners es que se regulen las carreras en categorías de menos de 16 años. “La FEEC (Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya) sólo contempla competiciones a partir de júnior (16-18 años). Y así los chicos de menos edad no tienen alicientes, por eso hemos redactado un reglamento para organizar pruebas propias, empezamos en 2014 con dos y este año haremos cua- tro o cinco”, explica Sánchez.
Laura Serra, especialista en orientación, y Gemma Armengou, maestra, dirigen al grupo de los más pequeños, de cinco a siete años. “A estas edades combinamos juegos con rutas cortas, les enseñamos a orientarse, corregimos malos hábitos y les transmitimos la cultura del esfuerzo. Hacemos mucha pedagogía”, precisan las monitoras. Los pequeños tienen carácter, se pican entre ellos para ver quién llega primero.
Convocar cada semana a 160 alumnos es una oportunidad de oro para inculcarles el respeto por el medio ambiente y el compañerismo. “Queremos que además de correr aprendan los valores de la montaña. Saber qué es un pino, qué es un abeto. Asimis- mo, aprovechamos para que prueben otras disciplinas, como la escalada, el esquí de montaña, la orientación...”, añade Sánchez. Crear una generación de corredores responsables y más teniendo en cuenta que el mundo del ultratrail sigue al alza: cada fin de semana miles de personas, unas más cívicas que otras, se adentran en entornos muy frágiles.
Pau Bartoló considera la escuela como una herramienta para formar a alumnos en el respeto a la naturaleza: “No me gusta hablar de entrenos con niños de cinco o seis años. Sí a edades superiores, a partir de los 14 o 15 años, cuando complementan las dos sesiones de Mountain Runners con un programa personalizado de preparación”.