“Me echaron por mis críticas”
Luis Gutiérrez, de 41 años, hizo buenos negocios inmobiliarios antes de que estallara la burbuja y quiso empezar de cero. Dejar un recuerdo de su paso por el mundo. Lo vendió todo y durante ocho años fue un viajero incansable. México, Colombia, Guatemala, Nicaragua, Malasia, Birmania, Tailandia... Colaboró con oenegés locales: dio clases de inglés en chabolas, ayudó a refugiados, repartió comida en barrios pobres y defendió la fauna salvaje. En junio del 2014 regresó a Barcelona y decidió echar una mano en la Arrabassada. Sus continuas críticas y denuncias, que se resumen en un escrito que puede leerse en una conocida web animalista (amnistiaanimal.org), motivaron su expulsión, aunque afirma que cumplió escrupulosamente las normas de los voluntarios y no cometió falta alguna. “Me echaron porque no me callé”.