El enfrentamiento entre Grecia y Bruselas provoca caídas en las bolsas
Yanis Varufakis, el ministro de Finanzas griego, uno de los hombres fuertes del nuevo gobierno de Alexis Tsipras, dijo ayer a mediodía que Grecia no reconoce a la troika (CE, FMI y BCE) como interlocutora y que no tiene porqué someterse al pago de la deuda, y acto seguido los mercados de la eurozona se vinieron abajo.
El proceso se inició en la bolsa de Atenas (tras un ascenso matinal del 1%, acabó cediendo más del 1,5%), y de ahí se contagió a todos los mercados de la eurozona, que se pusieron en rojo y así se quedaron. El global Eurostoxx se dejó el 0,60%; París, el 0,59%; Frankfurt, el 0,41%.
Por un par de motivos, el Ibex se llevó la peor parte. De un lado porque, lo quiera o no, la economía española sigue formando parte del club de Europa del sur. Y del otro, porque su exposición al sector bancario es elevadísimo: los bancos acaparan el 40% de su capitalización bursátil, y estos serían los más castigados en el caso de un hipotético impago de la deuda griega. Por esos mismos motivos, el principal selectivo español cedió ayer el 0,99% (hasta los 10.403 puntos).
“Parece que seguimos indecisos, volátiles –dijo Laura Sierra, analista de Interbrokers–. Y que el programa de expansión cuantitativa (QE) del Banco Central Europeo no termina de verse reflejado en los mercados...”.
Daniel Pingarrón, de IG Markets, comparte la percepción: “El principal catalizador de los mercados durante las próximas sema- nas serán precisamente las declaraciones que vayan surgiendo en torno a las negociaciones (entre Atenas y Bruselas). Hoy mismo (por ayer), los activos cotizados griegos, que estaban mejorando por segunda jornada consecutiva, han empeorado claramente tras declarar el Gobierno griego que no tiene intención de recibir más a la troika”.
El arreón se ha notado en todos los mercados, incluidos los de deuda: en muy pocos minutos, la prima de riesgo griega se ha elevado en 106 puntos, hasta los 1.125, e igual ha hecho la prima española (esta, de forma mucho más atenuada), que ha pasado de los 107 a los 115, antes de acabar la sesión en los 113.
El mal dato de la inflación española (-1,4%) y el de la eurozona (-0,6%) acabaron profundizando las pérdidas, sin que Wall Street acudiera esta vez en su ayuda. Aunque Estados Unidos anunció que su economía creció el 2,6% en el cuarto trimestre del 2014, el dato defraudó las expectativas, que pronosticaban un +3%. Y su temporada de resultados empresariales tampoco está dando como para tirar cohetes.
Aún así, Asoka Wöhrmann, jefe de la oficina de inversiones de Deutsche Asset & Wealth Management, prefiere abonarse al optimismo. En su opinión, “Grecia continuará en la senda de las reformas y se mantendrá en el euro, la caída del precio del petróleo estimulará el crecimiento de las economías industrializadas y la renta variable europea se beneficiará del QE”.