Holmes Place reduce su deuda de 145 a 75 millones
La cadena de gimnasios se refinancia y sale de Portugal
Holmes Place Iberia, con sede en Barcelona, firmó ayer la reestructuración de su deuda bancaria, que ascendía a 145 millones de euros y que ha conseguido bajar a 75 millones, con el último vencimiento en el 2024. La clave de esta reducción es la conversión en capital de un crédito participativo de 70 millones de la matriz del grupo, que se formalizará en el próximo mes.
Los bancos han aceptado hasta dos años de carencia y retrasar los plazos de pago. Además, 25 millones de la deuda remanente en favor de las entidades financieras se han transformado también en un crédito participativo, con lo que aún es mayor el reequilibrio del balance y ha au- mentado la solidez de la empresa.
Los principales acreedores de Holmes Place son Banco Espirito Santo Investimento y Novobanco, el también portugués Millen- nium BCP, el banco público alemán IKB y los españoles Abanca y BBVA. Cuatrecasas ha asesorado al pool bancario. Aunque todos los bancos han dado su aprobación, la compañía pedirá la ho- mologación judicial del acuerdo de refinanciación para blindarlo de cara al futuro.
En la operación, Holmes Place ha aprovechado también para reordenar el negocio y la filial española se ha desprendido de los 19 gimnasios de Portugal, que han pasado a depender de otra empresa del grupo. Ahora, la filial española cuenta con nueve centros en España, cinco de los cuales están en Catalunya –Balmes, Sardenya, Les Corts, Urquinaona y Ca n’Arimon (Mollet)– y cuatro en Madrid.
La crisis de Holmes Place se desencadenó cuando la llegada de la crisis cogió a la compañía sobreendeudada tras una fuerte expansión y empezaron a caer drásticamente los ingresos por el desplome del consumo. Los fondos N+1 y Mercapital, que habían comprado la empresa en el 2006 a Bridgepoint y Permira, se retiraron en el 2012 para que la multinacional Holmes Place –familia Fischer– recuperara el control. Pero la solución ha tardado en llegar. En los últimos meses, el hundimiento del Banco Espirito Santo, el principal acreedor, en Portugal –fue dividido en dos, recibió dinero público y se apartó a los gestores de sus cargos– tampoco ha ayudado. Finalmente, el acuerdo firmado ayer asegura la viabilidad de la compañía.
La banca alarga el plazo hasta el 2024 y acepta convertir en participativo un crédito de 25 millones