La Vanguardia

El renacimien­to heroico

ESTE ICONO DE LOS OCHENTA HA SORPRENDID­O A CRÍTICA Y PÚBLICO CON ‘BIRDMAN’; A LOS 63 AÑOS HA REGRESADO A LA TAQUILLA POR LA PUERTA GRANDE

- ALBERT GUASCH Barcelona

Hollywood es tierra de segundas oportunida­des. Si tu carrera se ha ido a pique, nada impide que puedas volver por la puerta grande. Lo sabe bien John Travolta que con Pulp fiction pudo relanzar su carrera en los años 90. Mickey Rourke debe su única nominación al Oscar a que Darron Arronofsky le rescatara en el 2008 para El luchador. El año pasado Matthew McConaughe­y se reivindica­ba como actor dramático en Dallas Buyers Club, estatuilla incluida, después de años de insustanci­ales comedias.

Pero en cuanto a resurrecci­ones se refiere, este es sin duda el año de Michael Keaton que a sus 63 años ha dejado a crítica y público boquiabier­tos con su inter

pretación en Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia).

Si Michael Keaton sigue los pasos de McConaughe­y alzándose con el Oscar lo veremos el 22 de febrero. Su nominación en la categoría de mejor actor principal, se cuenta entre las nueve que ha conseguido Birdman, incluyendo la de mejor película del año. Con conocidos títulos a sus espaldas como el Batman de Tim Burton o aquella alocada comedia negra titulada Bitelchús, nunca antes este icono de los ochenta que es Michael Keaton había estado nominado al Oscar.

A juzgar por la buena racha que lleva –ha triunfado en los premios Gotham al cine independie­nte, en los Chritics’ Choice y en los Globos de Oro– las apuestas están a su favor. Aunque el joven Eddie Redmayne, con su interpreta­ción de Stephen Hawking, que le arrebató el premio del sindicato de actores (SAG), le viene pisando los talones.

Y si esta retahíla de premios no basta, hay otro motivo para darle el Oscar a Michael Keaton: escuchar su discurso de agradecimi­ento. La suerte, el talento, o lo que fuera que le brindase esa nueva oportunida­d parecían mucho más legitimado­s cuando el actor cogió el micrófono al recibir el Globo de Oro: “En la casa en la que me crié las cosas eran simples: trabaja duro, no abandones, sé agradecido, sé respetuoso, jamás te quejes. Y, por el amor de Dios, ten sentido del humor”.

Dice el director y productor de Birdman, Alejandro González Iñárritu, que lo escogió por su capacidad por oscilar entre la comedia y el drama, algo vital para interpreta­r a Riggan Thomson, un actor venido a menos que invierte todo lo que tiene en la obra de Broadway que debe devolverle a la fama. Como Keaton, Riggan interpretó un superhéroe en el pasado, Birdman, cuya voz retumba en su cabeza y alimenta su soberbia.

Por eso cuando leyó el guión, Keaton requirió de Iñarritu la certeza de que aquello no iba en broma. Ahora rehúsa las compa- raciones con su personaje porque Riggan necesita desesperad­amente la adoración de la crítica y el público y a él no le gusta “estar al capricho de otros, sino al mío propio”, confiesa al Variety.

Y en efecto, Michael Keaton, que en su momento rechazó 15 millones por participar en la tercera entrega de Batman porque quería “perseguir papeles más interesant­es”, parece dirigir su carrera bajo criterios muy suyos, como cuando rechazó un papel en Los cazafantas­mas, exitazo en taquilla. O sus curiosas elecciones en los noventa para participar en películas que pasaron sin pena ni gloria por taquilla.

Es la voz de Ken en Toy Story y el año pasado tuvo un papel secundario en el remake de Robocop, notables excepcione­s en lo que parece, esta última, una década sabática. Por lo menos si nos atenemos a los resultados en taquilla, porque en 2008 incluso dirigió la olvidada y olvidable Caballero y asesino.

Pero no se le puede acusar de no estar al pie del cañón. Su regreso pudo haber venido interpreta­ndo al Jack Sparrow de Piratas del Caribe, pero Johnny Depp le arrebató el papel. O en la televisión, como tantos otros, mediante Perdidos, ya que fue la primera opción para interpreta­r al protagonis­ta. O a través de Mystic River, pero acabó saliéndose del proyecto después de discutir con el director Clint Eastwood. No, Michael Keaton no está al capricho de nadie.

En realidad, si jamás ha estado al capricho de un director, este es Iñárritu. Porque Birdman está rodada en planos secuencia, lo que significa que los actores se enfrentaro­n a tomas de más de diez minutos sin posibilida­d de cortes, todo un reto. Dice Iñárritu en el Variety que “el atrevimien­to y la valentía es el único modo en que se puede interpreta­r a Riggan” y “Michael es la persona más segura que jamás he conocido.”

Ahora que el actor vuelve a tener la atención de los medios recuerda que él es un tipo sencillo y que aunque se dedique a actuar tiene muchas otra cosas importante­s en su vida. “Mi mejor amigo es generoso, inteligent­e, diver- tido, talentoso, considerad­o, atento... y resulta que es mi hijo Sean”, dijo Globo de Oro en mano.

Porque para explicar su década perdida Keaton no deja nunca de mencionar que tenía una familia a la que atender. Que vive en un rancho de Montana donde cultiva heno y cuida al ganado. Le gusta el snowboard, el golf, ir en bicicleta, montar a caballo y, sobretodo, la pesca con mosca. Que jamás se perdería un partido de los Pirates, el equipo de fútbol de Pittsburg. Que como dice Edward Norton, actor nominado también por Birdman “su vida es mucho más grande que su carrera.”

Rechazó los 15 millones de dólares que le ofrecían para protagoniz­ar la tercera entrega de ‘Batman’

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 ??  ?? De largo recorrido. Además de Batman , Michael Keaton también actuó en Mucho ruido y pocas nueces , Jackie Brown y Medidas desesperad­as
De largo recorrido. Además de Batman , Michael Keaton también actuó en Mucho ruido y pocas nueces , Jackie Brown y Medidas desesperad­as

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