Un magnate afín a Putin construirá el puente entre Rusia y Crimea
El proyecto costará 3.300 millones de euros y estará completado en el 2018
El puente sobre el estrecho de Kerch no es una película, pero igual que el clásico cinematográfico también tiene de fondo una guerra. Con el estallido del conflicto armado en el este de Ucrania y las imposibles relaciones entre Kíev y Moscú, las autoridades rusas rescataron un antiguo proyecto para unir su territorio y la península de Crimea, anexionada en marzo pasado. La solución es un puente que atraviese el estrecho de Kerch, entre el mar Negro y el mar de Azov. El encargado de construirlo será Arkadi Rotenberg, un empresario próximo al presidente ruso.
Además de polémico, el proyecto tiene dificultades técnicas que han alargado la decisión final del gobierno ruso casi un año, tiempo en el que ha examinado “más de 70 propuestas”, según el propio Rotenberg. Finalmente, se ha elegido a la empresa Stroigazmontazh. Arkadi Rotenberg, su principal accionista con el 51 % del capital, es conocido por su cercanía a Putin, y cobró notoriedad internacional el año pasado, cuando Estados Unidos le incluyó en su lista de sanciones para castigar al “círculo íntimo” de Putin por el papel que estaba jugando Rusia en la crisis de Ucrania.
Arkadi Rotenberg y su hermano Borís comparten con el líder ruso su afición por el judo, deporte que practicaban juntos en su juventud en San Petersburgo, entonces llamada Leningrado.
Según las autoridades estadounidenses, los hermanos Rotenberg ganaron millones de dólares gracias a proyectos estatales que lograron por su cercanía al líder ruso. Pero ellos lo han negado. El Kremlin también ha asegurado en varias ocasiones en el último año que en la adjudicación de contratos no ha habido nunca fa- voritismo. Stroigazmontazh, que fue fundada en el año 2008, se ha especializado en la construcción de gasoductos y obras de infraestructura, “una de los grupos empresariales rusos líderes en los sectores de la construcción de gas y petróleo, del transporte y marítimo”, según el documento firmado por el primer ministro, Dimitri Medvédev. La revista Forbes atribuye a Arkadi Rotenberg una fortuna de 1.800 millones de dólares.
La empresa adjudicataria no ha construido hasta la fecha ningún puente. No se sabe la longi- tud de este, pero la anchura del estrecho varía entre 4 y 15 kilómetros.
Al contrario de lo ocurrido con el puente sobre el río Kwai, el que enlazará la región rusa de Krasnodar con Crimea está destinado a perdurar. En la orden del Ejecutivo ruso, publicada el pasado viernes, se dice que el proyecto tiene que estar completado en diciembre del 2018, y se prevé que a partir de entonces lo atraviesen diez millones de personas cada año. También puede ser la vía para abastecer de energía a la población de Crimea, ya que se podrá enviar gas licuado por tren o en camiones cisterna.
El puente incluirá dos carriles para el tráfico por carretera y una vía férrea en el centro. Según ha dicho el promotor Rotenberg al diario Kommersant, hace unos meses el proyecto tenía un coste de 228.000 millones de rublos (unos 3.300 millones de euros).
Las sanciones occidentales contra Rusia obligarán a la empresa a renunciar a materiales de construcción procedentes de países como Holanda o Noruega. Sin embargo, Rotenberg no descarta la participación de empresas chinas, y asegura que mantiene contactos con firmas de Corea del Sur y que otras de Turquía también han mostrado interés.
El primer proyecto del puente sobre el estrecho de Kerch data de 2007. Tres años más tarde, con Víktor Yanukóvich como presidente de Ucrania, Moscú y Kíev firmaron un acuerdo de entendimiento para su construcción. Tras la anexión de Crimea, el gobierno ruso lo aprobó de forma unilateral.
Arkadi Rotenberg, en las listas negras occidentales, fue compañero de judo del mandatario ruso