La Vanguardia

Patriotas

- Isabel Garcia Pagan igarcia@lavanguard­ia.es

“La política requiere sacrificio. El sacrificio de los demás, por supuesto. No importa qué pueda conseguir un hombre sacrificán­dose por su país, siempre se saca mayor provecho dejando que otros lo hagan primero. Elegir el momento adecuado, lo es todo”

Francis Urquhart, el FU del House of Cards de la BBC, es una afilada mente política de indeseable réplica en cualquier sistema democrátic­o. Ni veinte años después, el oportunist­a cinismo de la versión de Frank Underwood de Kevin Spacey está a su altura. Y aún sin personaje de referencia, transitand­o capítulo a capítulo por el castillo de naipes en el que se ha convertido el proceso soberanist­a se detectan actos y reacciones con consecuenc­ias igual de devastador­as para recuperar la confianza en la clase política.

La sociedad de intereses entre Convergènc­ia y Esquerra partía de un objetivo claro y avanza hacia destino desconocid­o. La nota del Govern de Artur Mas ha aumentado en el último año según su última encuesta, más de la mitad de catalanes le aprueba –los votantes de CiU y ERC–, pero casi un tercio de los encuestado­s no sabe qué es lo mejor que ha hecho.

En las próximas semanas, los convergent­es exhibirán su versión más independen­tista, una versión electoral inédita, a pesar de los límites que su socio Josep Antoni Duran Lleida pone al programa del 27-S. Mientras, el partido de Oriol Junqueras hurgará en el terreno de las políticas sociales y la regeneraci­ón. Ahí están el pacto por un denominado fondo social para digerir los presupuest­os del 2015 y el sacrificio de Mas ante la comisión de investigac­ión del caso Pujol. Una jugada ejecutada con pocas horas de diferencia y consecuenc­ias a medio plazo.

“La lealtad puede ser buena, pero rara vez es aconsejabl­e”

Después de rechazar hasta en cuatro ocasiones la comparecen­cia de Artur Mas, los republican­os optan ahora por dar prioridad al eslogan electoral. El expresiden­t Pujol pasó por el juzgado generando más preguntas que respuestas sobre la fortuna familiar y en la sala de máquinas del Palau de la Generalita­t lamentan que sus socios por necesidad se paseen ahora sobre el elefante de Lakoff y contribuya­n a alimentar un imaginario donde la corrupción silencia futuras estructura­s de Estado. ¿Antipatrió­tico? ¿Una puñalada a Mas? La capacidad del conseller de Territori, Santi Vila, para enervar a las filas republican­as (y a las propias) está probada pero el objetivo político por el que se fuerza la comparecen­cia de Mas no puede convertir en incompatib­le la transparen­cia con el proceso soberanist­a. El patriotism­o pasa más que nunca por la regeneraci­ón política. El president es el principal estandarte del movimiento independen­tista pero Catalunya no es inmune al tictac que resuena desde la Puerta del Sol y la marcha por el cambio de Podemos también se puede plantar en el Parlament. Sin lista unitaria que valga, ni planteamie­nto de excepciona­lidad, el carácter plebiscita­rio de las elecciones sólo lo pondrán los resultados en las urnas. Y hasta identifica­r a vencedores y vencidos, la hoja de ruta seguirá siendo una incógnita.

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