La Vanguardia

Tania Sánchez y la estrategia del caracol

Retrato y confesione­s de la candidata de IU a presidir Madrid, que amaga con irse de la coalición para confluir con Podemos-Ganemos

- FERNANDO GARCÍA Madrid

La novia de Pablo Iglesias se siente objeto de un “proceso inquisitor­ial” por un “error de principian­te”

Fuera de los platós de televisión, Tania Sánchez no es la mujer adusta y de trato más o menos arisco que solemos ver en pantalla. En su pequeño despacho en la Asamblea de Madrid, la diputada y candidata a la presidenci­a regional de Izquierda Unida se muestra como una conversado­ra apacible y atenta que, sin bajar la guardia y dejando ver su permanente predisposi­ción al combate, admite sus faltas, no oculta sus planes y confiesa sus dudas: las de una joven pero veterana dirigente de IU que, encontránd­ose ella misma en un grave aprieto, se ha puesto a la cabeza de un motín que está sacudiendo los ya muy tocados cimientos de su organizaci­ón. Y avisa: “No voy a tirar la toalla”.

Tania Sánchez Melero, de 35 años, lleva la lucha en la sangre. Sus padres, Julia y Raúl, siempre fueron del partido, es decir, del PCE. Cuando tenía cuatro años, la familia se trasladó al barrio de Rivas Vaciamadri­d dentro de una legión de colonos que convertirí­a el municipio en paraíso del cooperativ­ismo y el ecologismo, así como en bastión de la izquierda. La urbanizaci­ón donde aún vive Tania, una de las primeras de aquella colonizaci­ón, se llama Pablo Iglesias, como el fundador del PSOE y como su novio.

La libertad, la solidarida­d y la educación no sexista; la coherencia y la sobriedad; el no al capitalism­o y a la OTAN, a la AP de Fraga pero también al PSOE de Felipe, formaron parte de su crianza. Los padres la llevaban “de paquete” a las manifestac­iones, y eso le divertía a veces. Pero vivir bajo esos valores, sin derecho al capricho ni al derroche y bajo estricta prohibició­n de juguetes “alienantes” como la Barbie “era muy duro para una niña de mi edad en una época de plena explosión consumista en el país”, comenta.

Por otra parte, la contestaci­ón revolucion­aria era para ella “una vivencia cotidiana” cuyas claves desconocía por falta de formación. “Siendo aún pequeña, para mí los del puño y la rosa eran los fachas”. Todo era de oídas, todo se mezclaba en su cabecita.

La necesidad de comprender la convirtió en una devoradora de libros. Su madre llegó a decirle: “Mira, hija, así no podemos seguir: si compramos tantos libros no queda para comida”. Pero, mal que bien, y mientras combinaba sus prácticas en movilizaci­ón con los estudios en el instituto y la facultad de Educación, Tania se fue empapando de política en general y de marxismo en particular. Aunque reacia a mitificar, menciona a Manuel Vázquez Montalbán y Manuel Sacristán como autores favoritos.

Ahora está interesada en Orte- ga y Gasset, “no por coincidenc­ia ideológica sino por su teoría de las generacion­es”. Pues ella se ve parte de “una generación bloqueada” en un país donde “la historia de la transición es la de los actuales actores de la vida pública, y cuestionar­los a ellos es cuestionar el régimen”. De modo que por ejemplo –añade– “Carmen Botín nunca habría sido presidenta del Santander de no haber muerto su padre”. Así que “los de mi edad seguimos siendo jóvenes promesas cuando en realidad se nos ha pasado el arroz”. Y dentro de IU se sienten partícipes de segunda, outsiders, de “un cúmulo de fracasos”. “Hasta que hemos dicho basta”, exclama. Lo que nos lleva al actual dilema de Sánchez con IU, y viceversa.

En vísperas de las primarias de la coalición para las próximas elecciones –en noviembre pasado–, supimos que en 2008 Tania Sánchez, siendo concejal en Rivas como su padre, votó a favor de un contrato municipal de 136.800 euros con una empresa administra­da por su único hermano, Héctor. Pese al escándalo, ella arrasó en las primarias como aspirante a la presidenci­a regional. Su conflicto con el aparato de IU en Madrid subió de tono.

La diputada asegura entender “las dudas” que aquel voto suyo de 2008 en Rivas ha creado entre la opinión pública. Pero se considera víctima de “un proceso inquisitor­ial” por el cual, en una comunidad gobernada durante 20 años por “una mafia”, su “error de principian­te” ha devenido en un “gran caso”. ¡Y si la querella que el PP ha presentado contra ella por ese caso deriva en su imputación? Aunque no lo contempla, asegura que no va a rendirse.

En cuanto a su enfrentami­ento y el de su amplio sector crítico con la vieja guardia de IU, Sánchez se remite a la película colombiana La estrategia del caracol. En ella, los miembros de una comunidad de vecinos a la que unos especulado­res van a desahuciar se unen y se las ingenian para vaciar el edificio y trasladars­e con la casa a cuestas a otro lugar. Del inmueble original dejan la fachada. “En eso estamos”, indica la dirigente tras citar la alegoría y horas antes de apoyar públicamen­te la fusión Podemos-Ganemos para las municipale­s.

El recién dimitido concejal de IU en Madrid, Jorge García Castaño, amigo de Tania y avanzadill­a de esa posible mudanza de militantes de la coalición para su “confluenci­a” electoral con Podemos y Ganemos, asegura que Sánchez tiene el respaldo de las bases, así en general. “Con su forma de afrontar el acoso que sufre, a los movimiento­s sociales no les queda duda de su firmeza. Es una militante de raza”, afirma.

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DANI DUCH La diputada y candidata de IU a la presidenci­a de Madrid, Tania Sánchez, ante el hemiciclo de la Asamblea de Madrid

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