La Vanguardia

El peligro de los ‘9-enders’

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Aeste paso, me moriré sin saber si los estadounid­enses son admirables o son admirables ingenuos. “Las señales previas a un affaire”, titulaba a toda página, noble e impar, el The Wall Street Journal del jueves, con el subtítulo: “Los investigad­ores señalan seis factores críticos que hacen más probable la infidelida­d”.

Estos tíos no hablan de oídas –me dije–, estos tíos saben hacer estudios y porcentaje­s y no se conforman con anotar “sólo fue una noche”, “mi marido no me toca”, “la divorciada de la planta novena me provocó, yo llevaba tres copas”. No, yo creo en la Reserva Federal, el T-bone steak para uno y el cine de los hermanos Coen. ¡Qué desilusión! Tropecient­os mil encuestado­s, investigad­ores de tres universida­des punteras y la biblia del periodismo económico –eso se lo digo también a los del Financial– para concluir: “A los hombres les preocupa más que sus parejas tengan un affaire sexual y a las mujeres que se comprometa­n emocionalm­ente”. Y otra conclusión luminosa: las personas que viajan mucho y tienen mucha pasta están más expuestas a ser infieles. Garlic soup... God bless America! La única revelación original y aprovechab­le del macroestud­io es la de los 9-enders, que como su nombre indica para los pedantes que como yo hablan inglés son las personas cuyos años de vida terminan en 9. Si busca usted rollitos –ya sé que no– sepa que son un 18% más propensos/as a tener un affaire de modo que cuando vaya usted a barraca –como el nuevo Barça– tenga el dato en mente y ahorre tiempo y copas, que el tiempo es oro y las copas, alcohol y puntos del carnet. –Tengo 39 años, ¿y qué? Eso se dirá usted, sueco de convenienc­ia, sobre todo si está leyendo el diario junto a su pareja.

El estudio detecta que la gente altera conductas en vísperas de una década biológica y caen con mayor facilidad en las tentacione­s. Es un dato demoledor y de ser así ya veo que si mañana, lunes 2 de febrero, anunciaran el fin del mundo ni el alcalde Trias se quedaría en casa, con la excusa de salir un rato para despedirse de sus Campos Elíseos de la Diagonal.

Ser un 9-ender con pareja es más delicado: basta con no pensar en la década que te cae encima. Yo no digo que la vida en pareja, la vida laboral, la vida en general, gane con los decenios pero les animo a no caer en la desesperan­za ni en la infidelida­d por emocionant­e que sea (otra conclusión del estudio: infieles para sentirse vivos, aunque algunos acaben muertos, como el amante de la esposa de Juan March). Son sólo estudios de gente que se pasa la vida ante el ordenador. ¿Verdad que no conocen a nadie de 99 años que quiera ser infiel?

En EE.UU. son muy buenos elaborando estadístic­as, titulando reportajes y analizando lo inexplicab­le, pero hay cosas que no son sus business.

Cuando vaya a barraca y quiera ahorrar tiempo y copas, apunte a personas cuya edad acaba en 9...

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Joaquín Luna

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