Renos, lobos grises, bueyes almizcleros...
El presidente Dwight Eisenhower creó en 1960 el Refugio Nacional de Fauna Salvaje del Ártico (ANWR, por sus siglas en inglés) con el fin de “preservar la fauna silvestre única vida”. El presidente Jimmy Carter amplió la extensión y las medidas de protección sobre la zona y ahora el presidente Obama intenta presevarla de las ansias perforadoras de la industria petrolífera y evitar la secuelas del cambio climático.
El reno, o caribú salvaje, se ha convertido en una referencia de este espacio natural, con una población de 130.000 animales. Sin embargo, es la biodiversidad lo que convierte el ANWR en un lugar único: osos polares, lobos grises, bueyes almizcleros, alces, ovejas Dall... En el refugio se encuentran censadas hasta 36 especies de mamíferos terrestres, nueve mamíferos marinos, más de 160 especies de aves y 36 especies de peces. En los ríos se encuentran tienen tímalos y truchas alpinas.
Ocurre, sin embargo que Alaska ha figurado como la reserva estratégica de Estados Unidos ante la anunciada escasez de combustibles fósiles, que precisamente ahora se ve cada vez más lejana.