Memoria del Carmel
Casi sin darnos cuenta han pasado ya diez años desde aquel 27 de enero del 2005 en que la tierra tembló en el Carmel provocando una emergencia social de la que se derivaría una tormenta política como pocas se habían vivido hasta entonces en la Catalunya preproceso. La hemeroteca nos ha permitido recordar la enorme cantidad de páginas que los diarios dedicamos durante días –semanas, meses– a relatar lo sucedido y tratar de explicar sus causas. Algunos periodistas hicieron cursos acelerados de ingeniería y de geología para entender y hacer entender mejor a los lectores lo que pasó en aquel túnel de maniobras de la ampliación de la L5 del metro. Recurrimos a un vocabulario que hoy se me antoja un pelín exagerado: aquello era una “tragedia” a pesar de que, afortunadamente, no hubo ni un solo herido; hablábamos de la “zona cero, como si lo sucedido con la finca del pasaje Calafell fuera comparable al World Trade Center de Manhattan el 11-S, e incluso se llegó a apuntar que los edificios de medio barrio corrían el riesgo de derrumbarse como un castillo de naipes.
La referencia del entonces president Pasqual Maragall al problema del 3% acabó tiñendo de lucha partidista y trasladando en parte a las secciones de Política un suceso que, a pesar de aquellos excesos, dio lugar a muy buenas páginas del mejor periodismo de información local. La generosidad de espacio que los diarios barceloneses dedicaron al Carmel es una buena muestra de una de las señas características de la prensa de esta ciudad, que históricamente ha concedido a las noticias de proximidad la atención que merecen. En este sentido, no es comparable la producción periodística que generó el hundimiento del Carmel con la que posteriores sucesos, estos sí luctuosos, inspiraron en otras ciudades, como el accidente del metro de Valencia que costó la vida a 43 personas el 3 julio del 2006 o el del Madrid Arena, en la fiesta de Halloween del 2012, que se saldó con cinco muertos.
La evocación de hace diez años también nos ha hecho recordar cómo aquella chapuza agitó las conciencias de los políticos y sirvió para que en, un tiempo récord, se invirtiera en el Carmel mucho más que en toda la historia de este barrio de aluvión. Un trato que los vecinos agradecieron a las autoridades de la época renovándoles la confianza: en las municipales del 2007, un PSC que ya estaba en caída libre, rozó la mayoría absoluta en este territorio de calles empinadas. En las del 2011, las de la derrota socialista, le sacó 25 puntos a Xavier Trias.