Josep Maria Bartomeu presidente FC Barcelona
Bartomeu, como el fútbol, es así. Es buen tipo pero tiene también la sana habilidad de tocar el violín mientras habla. Complicado, pero le sale como a poca gente conozco. Por la tarde se filtra (silencio por la mañana) que el Barça tiene un nuevo director deportivo internacional y que es un jubilado de 70 años que se llama Ariedo Braida. Me encanta Braida. Un señor que coló al barcelonismo a Bogarde, Dugarry y a Reiziger merece todos los respetos. La arruga es bella. Bartomeu llega al estudio sonriendo. Está tranquilo. Tan tranquilo que cuando le pregunto si mañana (Atlético de Madrid - Barça) se pondrá nervioso me responde: “No. Nunca”. Y vuelta a sonreír. Me sorprende esta frialdad. Siempre he pensado que ser presidente de club de primer nivel es una desgracia por la exposición que representa. Le repregunto antes de la entrevista ¿Nunca, de verdad? Y me vuelve a responder que no, que aguanta los partidos con tranquilidad. Eso sí que merece admiración. En un deporte con la pasión extrema del ganar o perder que el presidente de uno de los grandes clubs mundiales nunca se ponga nervioso es sorprendente.