“Mi padre era uno de los agentes más importantes del servicio secreto británico”
El historiador Felipe Ferández-Armesto (Londres, 1950, imparte en la Universidad de Notre Dame, en EE.UU. y celebra que el recuerdo de su padre siga vivo en España.
¿ Dónde radica la vigencia de las crónicas londinenses? Augusto Assía disponía de tres ventajas que le permitieron lograr un público amplio y apasionado en España: la única máquina de telex entre el cuerpo periodístico de Londres; salía en las emisiones para España del servicio exterior de la BBC; y debido en parte a sus propios sentimientos relativamente liberales y a su sagacidad en predecir la victoria aliada aun en los momentos de máximo éxito alemán, el tono político de sus crónicas era distinto de la línea franquista –y grato para los muchos lectores en España que soñaban con un futuro más libre, menos autárquico, más abierto–.
¿Qué recuerdos de niñez guarda del padre periodista? Lo curioso es que, mientras me daba cuenta de que mi padre trabajaba de periodista, lo que en aquel entonces no me parecía gran cosa, yo no sabía absolutamente nada de aspectos más interesantes: sus flirteos con el estalinismo, sus compromisos con la derecha, su trayectoria hacia una postu- ra racional y moderada dentro de lo que se puede calificar de liberalismo conservador, su vida de espía cuando la Segunda Guerra Mundial. Yo sabía que Tomás Harris, responsable de de las operaciones ibéricas del servicio secreto británico, era gran amigo suyo, y solían almorzar en el lujoso A l’Ecu de France, cerca de Picadilly, Cuando ingresé como estudiante en Oxford, sir John Masterman, el jefe supremo del espionaje británico, que vivía jubilado en su antiguo colegio, me invitó a cenar. En mi inocencia, pensé que invitaciones de esa categoría eran normales. En los ochenta, cuando volví a Oxford como profesor, me tropecé con un colega, Frank Roberts, secretario de Masterman durante la guerra. ‘¿No se te ha ocurrido preguntarte porqué mi jefe tenía tanto interés por ti?’ Ni se me había ocurrido. ‘Porque tu padre era uno de sus agentes más importantes’.
¿Cómo percibía España, desde el mundo libre? Assía era bastante parecido a Fernández-Armesto: en las crónicas se lee su auténtico parecer, a pesar de su vocación de espía y su capacidad galleguísima de ocultar su verdadera persona. No sacrificó en absoluto su sentido crítico, pero no pudo renunciar a su amor por su patria, que era Galicia, pero una Galicia que hubiera carecido de sentido si no hubiese sido española.
Se retiró en Galicia, un pazo donde criaba ganado. No sé si aun en esas soledades bucólicas encontró sosiego... Sus talentos, según su propio aprecio –y creo sinceramente que en realidad– merecían más, tal vez, de lo que había alcanzado. Y sus relaciones con mis tíos seguían siendo difíciles, disgustos de la guerra civil. Dos grandes consuelos le alumbraban la vejez: las vacas y el fútbol..