La Vanguardia

El tiempo es oro

CHRISTIAN RODRÍGUEZ, FUNDADOR DE BYHOURS.COM

- AINTZANE GASTESI

Sus padres le cuentan que cuando era pequeño ya vendía sus juguetes a sus compañeros en el colegio. Ganó su primer millón (de pesetas) a los 17 años montando fiestas en la discoteca Privat de Mataró. Y fracasó estrepitos­amente con Spotbus, un proyecto que colocó pantallas en la red local de autobuses de Mataró para vender publicidad. Con una larga trayectori­a de pequeños negocios a sus espaldas, a sus 31 años, Christian Rodríguez (Barcelona, 1984) afronta con la plataforma de reservas hoteleras por horas Byhours.com el gran reto de madurar como emprendedo­r y dar el gran salto.

“Mi idea era trasladar el modelo de pago por uso al sector hotelero”, arranca Rodríguez, que reconoce que partía de una visión muy soñadora del negocio. “Creía que tenía entre manos algo muy poderoso, que podía durar muy poco o que podía suponer una auténtica revolución en el sector hotelero”, apunta. El primer reto era convencer a los hoteleros, un sector muy tradiciona­l, de que podían incorporar una visión nueva. “Creo que llegamos en el momento oportuno, cuando el sector había experiment­ado cambios muy importante­s y ya estaba abierto a nuevas ideas”. Byhours.com empezó a operar en el 2012 y en el 2014 permitió generar más de 150.000 transaccio­nes en reservas de horas de hotel según explican desde la empresa.

Christian Rodríguez se define como un “emprendedo­r pobre”, aunque ha captado para su negocio cerca de cuatro millones de euros en sucesivas rondas de inversión. “Arranqué con el dinero que tenía después de vender mi parte en mi último negocio –una empresa con varios restaurant­es clandestin­os en Barcelona–, con lo que disponía de liquidez pa- ra mantenerme durante una temporada sin cobrar”, narra. En sucesivas rondas de inversores ha captado cerca de cuatro millones de euros y ha conseguido mantener la mayoría del capital de Byhours.com. Ahora se preparan para dar el gran salto con la incorporac­ión de grandes fondos internacio­nales. “Todavía sigo pensando que o será un gran proyecto o se quedará en nada: si me dicen que tengo que cerrar dentro de ocho meses, me lo creo, y si de aquí tres años hemos logrado modificar la percepción de la industria a nivel global, también me lo creo”. Los últimos planes de internacio­nalización pasan por la reciente apertura de la oficina en Londres para captar hoteles en la capital británica. “No queremos ser una plataforma solo en España, queremos replicar lo que hemos hecho en Barcelona y Madrid en las principale­s capitales europeas”.

Aunque su negocio consiste en vender tiempo, reconoce que si pudiera lo compraría porque un recurso del que él va muy escaso. “En este negocio es muy difícil ponerse un límite y parar. Ahora mismo, no tengo tiempo para nada más que no sea para dedicarlo a mi negocio, así que pensar en una familia no está en mis planes”. Explica que hace un par de años se compró un perro, un pincher enano que pasaba todo el día solo. “Durante una temporada lo traía a la oficina y corría entre las mesas, pero era una situación insostenib­le y al final se lo quedaron mis padres”.

Pero en medio de la vorágine diaria de Byhours.com, un martes a media mañana está reunido con dos emprendedo­res veinteañer­os que han lanzado Northweek, una marca de gafas personaliz­adas. “Lo hago porque es mi pasión”, asegura. Invierte todo su tiempo en Byhours.com, en asesorar activament­e a jóvenes emprendedo­res y en impartir clases, aunque ha tenido que recortar su actividad pública porque “me había puesto demasiado de moda y te llaman constantem­ente”. Hace poco ha empezado a cuidarse un poco, va al gimnasio, nada y “también he empezado a utilizar cremas en la cara porque me dicen que estoy muy machacado”, reconoce.

“Creo que llegamos en el momento oportuno, cuando el sector hotelero ya había evoluciona­do”

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GUSI BÉJER

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