Un bazar con Eto’o
El camerunés, de casi 34 años, ficha por el Sampdoria por capricho personal del presidente del club
El mercado futbolístico de invierno es, en Italia, un gran bazar, colorista y sorprendente. Se hacen tratos inesperados y apuestas temerarias, siempre en busca de gangas que a veces resultan engañosas. Compras y ventas dependen de la astucia de unos y de la confianza de otros. Los negocios salen bien o mal según los resultados y la psicología de las partes. Las transacciones pretenden rescatar temporadas grises, consolidar trayectorias de éxito o, simplemente, animar al retraído personal para que acuda más a los estadios, pese al frío y la lluvia.
En el bazar de Génova, histórico puerto de aventureros y mercaderes, la operación de más impacto ha sido la contratación de Samuel Eto’o por el Sampdoria. La adquisición del camerunés ha sido un capricho personal de Massimo Ferrero, el extravagante presidente del club. Este productor cinematográfico, con alma de bufón e innegable capacidad histriónica, se parece, por físico y verborrea, al cómico Beppe Grillo, un genovés que ha irrumpido con fuerza en otro bazar, el de la política.
La presentación del exbarcelonista no tuvo desperdicio. Fue puro show. Tuvo lugar en el famoso acuario de la ciudad, con tiburones de fondo. Eto’o dijo haber sido seducido por el entusiasmo y el buen humor de Ferrero, que lo fue a buscar a Londres. “Sabe soñar y yo he venido a Génova a soñar con él”, subrayó el jugador.
El fichaje fue acogido con reservas por el propio entrenador, el serbio Sinisa Mihajlovic. La prensa italiana, que tiene propen- sión a la lírica pero también es realista, alberga muchas dudas de que “este hijo de África con pies de terciopelo” –según la definición del Corriere della Sera–, que está a punto de cumplir 34 años, sea una opción inteligente para el club genovés. El diario milanés destacó que el delantero, procedente del Everton, es “sensible al dinero y a las lisonjas”. Se especula, por cierto, que en Génova puede cobrar 1,8 millones de euros netos por temporada, más un plus de 30.000 euros por gol, cantidades muy modestas comparadas con el dineral que se embolsaba en el Inter o en el Anzhi.
Ferrero, en una entrevista publicada por La Stampa, defendió la filosofía de arriesgarse con los fichajes, aunque empleó un tono entre cínico y jocoso. “El fútbol es como la bolsa –dijo–. Compra, vende, juega y arrepiéntete”. El presidente del Sampdoria justificó la incorporación al equipo de un jugador veterano como Eto’o y negó que esté acabado. “No hay nunca un final para un jugador –sostuvo Ferrero-. Totti (el delantero del AS Roma) tiene 38 años y, como dicen allá, se la roba a todos. Si quiere, y quiere, Eto’o no está acabado. Se pondrá en juego y luchará”. El objetivo declarado de Ferrero es que el equipo se clasifique para la Champions, una meta no imposible tal como va el campeonato italiano. Aunque el presidente es romano de nacimiento y de siempre tifoso del AS Roma, quiere desagraviar a su ciudad de adopción, que queda relegada en un segundo término y sólo suele ser noticia por las frecuentes inundaciones que sufre. “Soy feliz de exportar esta ciudad al mundo –confesó Ferrero en la presentación de Eto’o–. Génova es mágica pero poco respetada. También la Samp exige respeto. No sólo existen los viejos conocidos (en alusión a Juventus, Inter, Milan y otros equipos grandes). Con Samuel no tenemos miedo de nadie”.
La perla de Nkongsamba (la localidad natal de Eto’o) tiene en el zurrón tres Champions –dos con el Barça y una con el Inter–y 365 goles en su carrera profesional. Es un trotamundos muy solicitado en los bazares futbolísticos. Tras abandonar el Camp Nou, el camerunés hizo su particular ruta de la seda y acabó en Daguestán, república rusa en el norte del Cáucaso, con indigestión de rublos. Su mejor rendimiento después del Barça lo obtuvo a las órdenes de Mourinho, su entrenador en el Inter y en el Chelsea.
Mihajlovic se vio moralmente obligado a sacar al campo ayer a Eto’o, en Turín, pese a haber reconocido que no estaba a punto. El camerunés, con el dorsal 99 –porque dice que el 9 le da buena suerte–, entró en el minuto 25 de la segunda parte en un vano intento por remontar un partido que se había puesto muy cuesta arriba. No fue posible. Los turineses se impusieron por un humillante 5-1, con un triplete de Quagliarella. Eto’o pasó inadvertido el rato que jugó. Aún no había encontrado la salida del bazar.