El Barça golea al Athletic (2-5)
El equipo hace un gran partido y queda a un punto del Real Madrid
Esta vez sí. Esta vez el Barça respondió adecuadamente al tropiezo del Real Madrid, con una victoria tan merecida como espectacular en un partido trepidante frente un Athletic tremendamente valeroso. El conjunto blaugrana confirmó su dinámica ascendente y puso en evidencia la trayectoria decadente de un líder que ya sólo dispone de un punto de ventaja. El maravilloso recital de Messi, la aclimatación del conjunto a un ambiente desbocado, la detección de los instantes decisivos suponen el crédito definitivo para el Barça de Luis Enrique.
“El Athletic no nos va a dejar dos segundos con el balón”, pronosticó el técnico y acertó de pleno. Luis Enrique configuró el mismo once que batió 5-1 al Sevilla en noviembre, con Mathieu en lugar de Mascherano y Xavi por Iniesta, y el equipo se dispuso a frenar el impetuoso arranque de un Athletic que presionó arriba e incomodó seriamente a la defensa. Desde el primer instante se puso en evidencia que no iba a haber tregua en San Mamés, con el público entregado y los equipos dispuestos al intercambio de gol- pes. Aquello fue más divertido que la fiesta de Cristiano Ronaldo, pero en lugar de las canciones de Kevin Roldán atronaban los cánticos de San Mamés, repleto, animado, inmune al frío.
Fueron quince minutos iniciales de incertidumbre, sin oportunidades, sin dominador, pero con toda la intensidad. Alguien tenía que rebajar aquel frenesí, y ese alguien fue Messi. Indica la lógica que a igualdad de actitud entre adversarios con planteamientos tácticos correctos debe imponerse el de mayor calidad, y el Barça tiene a Messi, que completó una actuación maravillosa, impresionante en todas las facetas del juego. Organizó, asistió, marcó, condujo como los ángeles, pasó al primer toque… Leo cogió la pelota, disparó una falta con la izquierda, y la barrera desvió la trayectoria, descolocando a Iraizoz y enmudeciendo la catedral. Entonces se escucharon los cánticos del reducto barcelonista, “madridista el que no bote”, y Leo celebró su primer gol en el nuevo y soberbio San Mamés y se convirtió en el barcelonista con más goles (11) al Athletic.
Lejos de acogotarse, los locales se reanimaron en cuestión de minutos con un remate acrobático de Aduriz que obligó a Bravo a una intervención espectacular. El Barça respondió con un centro medido de Messi que Suárez cabeceó solo en una posición óptima, pero Iraizoz repelió de forma milagrosa. No, no había tregua, ni paz en las áreas, donde Xavi cabeceó alto y Bravo volvió a salvar al Barcelona levantando el vuelo para repeler un tiro de falta de Susaeta. Y Suárez culminó un contragolpe letal en el que intervinieron los otros dos socios del tridente. ¿Partido sentenciado en el minuto 26? Ni de lejos. Persistió la locura, y lo bueno del caso es que el Barça, antiguamente de guante blanco, se sentía perfectamente integrado en aquel escenario, más peligroso que Strauss-Kahn en un desfile de modelos.
Porque el Athletic no desfallecía. Un despeje defectuoso de Piqué sobre una pelota que corres-
Messi completó un partido soberbio en todas las facetas del juego, no únicamente en ataque El equipo blaugrana cambió el control por goles y se sintió cómodo en un escenario agreste
pondía a Bravo propició un testarazo de Aduriz al palo, un aviso que inflamó los pulmones del respetable y aconsejó al Barça aplicar algo de control, al menos hasta el descanso.
Ya habría oportunidad en el segundo acto de recuperar el argu- mento salvaje, pues Ernesto Valverde no desistió de pedir a los suyos que adelantaran líneas a riesgo, como ocurrió, de sufrir una fractura táctica. Aunque Rico consiguió recortar distancias al recoger un rechace de Bravo. Hace unas semanas el Barça habría acusado un golpe así, se habría encogido ante la agresividad del adversario y la hostilidad de un público que la tenía tomada con Mateu Lahoz, no en vano el Athletic sólo ha ganado 3 de 18 partidos con este árbitro. Ahora el conjunto de Luis Enrique no ofrece ningún síntoma de desgana. Al contrario, reaccionó con un chut de Messi que salió lamiendo la escuadra, preludio del tercero, un centro de Suárez rematado por el argentino y desviado a gol por De Marcos. Dos minutos después, Neymar, que persiste en su estado de gracia aunque malogró un par de buenas oportunidades, firmó el cuarto, que dejó en anécdota el segundo de Aduriz. Había cánticos en Bilbao, pero ya no esperanza, y si quedaba algún resquicio, la expulsión de Etxeita y el tanto final de Pedro acabaron con él.