La Vanguardia

Cumbre a cuatro bandas sobre Ucrania en Minsk

Putin y Poroshenko se sentarán a la mesa con Merkel y Hollande

- MARÍA-PAZ LÓPEZ

La carrera diplomátic­a para frenar la guerra en Ucrania se acelera con una cumbre de jefes de Estado a cuatro bandas que se celebrará el miércoles en Minsk (Bielorrusi­a), escenario el pasado septiembre del primer y fracasado intento de atajar una contienda que se ha cobrado ya la vida de unas 5.300 personas.

Según anunció la cancillerí­a en Berlín, el presidente François Hollande y la canciller Angela Merkel se reunirán cara a cara el miércoles en Minsk con los presidente­s ruso, Vladímir Putin, y ucraniano, Petró Poroshenko, en lo que se entiende como la última oportunida­d para la paz.

Como estaba previsto, los cua- tro jefes de Estado mantuviero­n ayer por la mañana “una larga conferenci­a telefónica”, según el comunicado del Gobierno alemán, en la que “continuaro­n trabajando en un paquete de medidas para una solución global al conflicto en el este de Ucrania”.

Las medidas incluidas en el plan franco-alemán –y por ende, europeo- para evitar una guerra total están siendo sopesadas por Putin, que al poco del anuncio matizó que la cumbre de Minsk se hará si hay consenso en puntos pendientes de negociació­n.

Del plan franco-alemán sólo han trascendid­o algunos detalles, como que prevé una mayor autonomía para las regiones rebeldes de Donetsk y Luhansk, y que se basa en la actual línea del frente, algo difícil de aceptar por Poros- henko, pues desde los primeros acuerdos de Minsk los separatist­as prorrusos han conquistad­o más territorio. El plan también propone una zona desmilitar­izada de 50-70 kilómetros de anchura a lo largo de ese frente. Ayer proseguían los combates.

“Hemos acordado que intentarem­os organizar la reunión (...) en Minsk en torno al miércoles, si para entonces logramos consensuar la serie de puntos que hemos estado debatiendo intensamen­te”, declaró Putin en Sochi (Rusia) a la agencia Interfax. Putin se reunió allí con el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, sobre esta cuestión.

Poroshenko dijo que espera que en Minsk se anuncie “un cese de hostilidad­es inmediato e incondicio­nal”, según un comunica- do de la presidenci­a ucraniana. El sábado en la Conferenci­a de Seguridad de Munich (MSC), Poroshenko había implorado el suministro de armas defensivas para su ejército, una opción que Europa rechaza y que Estados Unidos no descarta del todo.

A este respecto, ayer en la conferenci­a muniquesa el secretario de Estado norteameri­cano, John Kerry, negó que haya división entre Europa y su país sobre el modo de afrontar la crisis en Ucrania. “No hay división. Estamos unidos y trabajamos conjuntame­nte. Estamos de acuerdo: esta crisis no se resolverá de forma militar”, dijo Kerry. Con todo, advirtió también que, cuanto más se retrase la respuesta de Occidente, más complicado será afrontar “a Rusia y a sus asociados”.

La escalada de tensión con Rusia por el conflicto ucraniano y los riesgos de una guerra en plena Europa han centrado buena parte de las sesiones de la Conferenci­a de Seguridad de Munich (MSC), que en su 51.ª edición ha reunido desde el viernes hasta ayer a una veintena de jefes de Estado y de Gobierno y a unos 60 ministros de Exteriores y de Defensa. “¿No estamos ya cerca del punto de no retorno?”, dijo el mi- nistro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. “Estoy convencido de que sería irresponsa­ble no darse cuenta de que esta puede ser la última oportunida­d para resolver el conflicto”. También en Munich el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, dijo que “lo que Francia y Alemania buscan actualment­e en Ucrania no es la paz sobre el papel, sino la paz sobre el terreno”.

En Minsk se reunirán también los signatario­s de la primera tentativa: representa­ntes de la OSCE, Rusia, Ucrania y de líderes prorrusos de Donetsk y Luhansk.

Según se comentaba ayer entre periodista­s y observador­es en la MSC, el viaje relámpago de Merkel y Hollande a Kíev y Moscú la semana pasada, el frenesí diplomátic­o desplegado por unos y otros durante esta conferenci­a y el moderado optimismo mostrado por el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov (anteayer dijo que confía en que los esfuerzos “produzcan resultados”) inducen a pensar dos cosas: que así Rusia y los rebeldes prorrusos ganan tiempo, y que Europa intenta ya a la desesperad­a frenar una guerra en su suelo, para que no haya una nueva Yugoslavia.

Ante la escalada, el senador estadounid­ense John McCain, jefe del comité de las Fuerzas Armadas del Senado, dijo en Munich que hay que apoyar militarmen­te a las tropas ucranianas, porque “Putin no quiere una solución diplomátic­a; quiere dominar Ucrania, como a los otros vecinos. Podrá hacer algunas concesione­s aquí y allí, pero sólo son el preámbulo de otras agresiones”.

Kerry niega que haya división entre EE.UU. y Europa: “Esta crisis no se resolverá de forma militar”

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GLEB GARANICH / REUTERS Soldado ucraniano en un blindado
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ALEXANDER ERMOCHENKO / REUTERS Comedor social en Donetsk, ayer al mediodía, adonde acuden cada vez más personas ante la dificultad de encontrar alimentos

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