La Vanguardia

Centrados en el centro

Rajoy quiere extender la idea de que salir de la crisis es posible si se evitan “aventuras”

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

Entre la izquierda y la derecha está el centro, donde se sitúa la mayoría de ciudadanos, y el PP quiere volver a él.

El electorado de centro ha abandonado al PP, pero también al PSOE. La irrupción de Podemos ha escorado a los populares a la derecha y a los socialista­s a la izquierda. Y el barómetro del CIS de enero confirmaba esta percepción: en una escala donde el 1 es la izquierda y el 10 la derecha, los ciudadanos colocaban al Partido Popular en el 8,24 y al Partido Socialista en el 4,62. Pero en medio se sitúa una franja inmensa de electores que ahora mismo se encuentran en la abstención o en la indecisión del no sabe no contesta y a los que Mariano Rajoy quiere apelar para garantizar­se el triunfo, primero, en las municipale­s y autonómica­s, pero sobre todo en las generales de fin de año.

Los populares, según los análisis que llevan haciendo desde principio de año a partir de las encuestas propias y ajenas, podrían tener fácil pescar en ese caladero, porque son electores que se mueven por la necesidad de encontrar respuestas a sus necesidade­s y las de sus hijos, sobre todo de índole económica. Unos votantes que lo mismo que abandonaro­n al PSOE o al PP a causa de la crisis y de las medidas que ambos partidos tuvieron que adoptar en los primeros compases de la recesión, ahora podrían volver al PP porque la situación ya es otra. El objetivo es pues claro: “Que cale que la recuperaci­ón es posible”.

Y los datos, afirman en el PP, les acompañan. El hecho de que el último sondeo del CIS les asigne una intención de voto del 27,3%, por debajo del 30% que parece el mínimo con el que se puede pensar en formar un gobierno mínimament­e estable, preocupa sin duda a los populares. Pero, según informa Europa Press, el asesor electoral de Rajoy, Pedro Arriola, ha trasladado a la dirección popular que con apenas un 35% de los votos el PP dispondría de una mayoría muy cómoda para gobernar. Arriola aludiría a las mayorías de UCD que, en 1977 y 1979, y con un 34% de los votos, logró hasta 168 escaños ante una oposición fragmentad­a, como la que hoy dibujan los sondeos. Eso sí, y pese a lo que sostienen sectores del propio PP, el triunfo o el fracaso vendrán de la mano de la economía, no de la política o de temas como la corrupción.

Además, el análisis que hace el PP es que Pedro Sánchez y el PSOE están tratando de afianzarse con un discurso de izquierda o de centroizqu­ierda, para evitar que siga la sangría de votos hacia Podemos, “dejando libre el espacio de centro al PP”. Así pues, Rajoy se pondrá manos a la obra en su afán de convencer a los ciuda- danos de que las cosas no van tan mal como dicen los agoreros. Tratará de hacerlo con los argumentos que más gustan al presidente del Gobierno: que la recuperaci­ón económica ya está aquí, aunque sea de forma incipiente; que ya ha empezado a crearse empleo, aunque sea poco y precario; y que ahora que las cosas empiezan a ir mejor, su Gobierno ha hecho una reforma fiscal que los ciudadanos notarán en sus bolsillos, como ya la están notando con la bajada de las retencione­s del IRPF en las nóminas, a razón de 30 euros al mes de media.

UNA TÁCTICA MUY SIMPLE La fórmula reside en repetir y repetir que “las cosas van bien”, pero podrían torcerse

LA CLAVE DEL TRIUNFO El caladero de los indecisos permitiría al PP llegar al 35% y a una victoria cómoda

La fórmula está en repetir y repetir que las cosas van bien, porque si algo han detectado los populares en las encuestas –y la última del CIS lo corrobora–, es que, mientras la mayoría de los españoles dicen que la situación económica es mala o muy mala, cuando se les pregunta por su economía personal, sólo un 20% dice que es mala o muy mala.

El barómetro del Centro de Investigac­iones Sociológic­as detecta, efectivame­nte, que el 76,5% de los ciudadanos califica de mala o muy mala la situación económica, mientras que un 21,2% cree que es regular y sólo un 2% la considera buena o muy buena (aunque hace tres meses más del 82% tildaba la situación económica de mala o muy mala y sólo un 16,1% decía que era regular). Pero esa descripció­n choca con lo que responden los encuestado­s cuando se les pregunta por su situación económica personal. Ahí, el 30% la califica de buena o muy buena (casi cinco puntos más que en octubre); un 49%, de regular, y sólo un 20,4%, de mala o muy mala.

Pero, además, empieza a crecer el optimismo sobre el futuro, pues casi el 80% de los consultado­s cree poco o nada probable que pueda perder el em- pleo en los próximos 12 meses y hasta el 39,5% de los parados considera bastante o muy probable que encuentre trabajo (aunque todavía el 51,3% lo ve poco o nada probable).

La estrategia popular se centra, pues, en que esa percepción individual se convierta en un clima general. El PP jugará con la baza de que lo que se ha conseguido en política económica no se puede echar al traste “con aventuras”, como ya ha advertido Rajoy. El presidente se refiere a Podemos, pero no sólo al partido de Pablo Iglesias, ya que el discurso de los populares será que el PSOE ha perdido la centralida­d que le caracteriz­aba e intenta irse a la izquierda para no perder más votos, con lo que sería toda la izquierda la que puede poner en peligro la recuperaci­ón. El gran interrogan­te entre los populares es si el tiempo juega o no a su favor para que cale el mensaje de la recuperaci­ón.

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JON NAZCA / REUTERS Rajoy, el sábado en Torremolin­os, donde ya insistió en vincular la recuperaci­ón a que el PP gobierne

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