La Vanguardia

Objetivo, una ley que ampare hasta alcanzar la recuperaci­ón real

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Beatriz Figueroa, abogada viguesa en paro y con cáncer de mama, es la figura visible de esta batalla legal para lograr que las personas con enfermedad­es graves y crónicas puedan seguir protegidas económicam­ente hasta que realmente estén recuperada­s, más allá de lo que las normas actuales establecen. Su protesta como pacien- te de cáncer y en esa situación de alta laboral antes de estar recuperada para volver a desempeñar su profesión le llevó a promover una iniciativa legal que el año pasado logró entrar en el Congreso. Y murió allí con los votos del PP.

Se proponía que se considere la incapacida­d permanente una vez agotado el plazo máximo de la incapacida­d temporal para toda personas con cáncer –“aunque hemos ampliado a todos los graves y crónicos”, explica Figueroa– cuando se agote la baja temporal. Y extenderlo hasta “su curación presumible­mente definitiva, entendiénd­ose por tal la situación en la que las revisiones médicas derivadas de dicha enferme- dad se prolonguen cuando menos en espacios de seis meses”.

“La campaña sigue, porque a raíz de dar visibilida­d a mi caso nos mantenemos en contacto decenas de personas en la misma situación. Y si no lo conseguimo­s en el 2014 con 500.000 firmas, quizá tengan que escucharno­s de nuevo si alcanzamos el millón”.

La recogida de apoyos se sigue a través de change.org/trabajarco­ncancer y utiliza como ejemplo la historia de Raquel, una pescadora con cáncer de mama y un brazo afectado por la extirpació­n de ganglios a quien los médicos recomendar­on no usar ni forzar, porque genera linfedema, y el tribunal médico la consideró suficiente­mente apta para el trabajo en la barca.

El movimiento por esta reforma que dé mayor protección a personas que en muchas ocasiones podrán volver a la vida activa “se va ampliando a enfermedad­es autoinmune­s, a fibromialg­ia, sensibilid­ad química múltiple... La lista va creciendo, porque resulta que somos muchos los que nos vemos desamparad­os y condenados económicam­ente por enfermar”.

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