Aina Clotet protagoniza en el Lliure la búsqueda vital de ‘Joc de miralls’
Annie Baker es sin duda la autora revelación del teatro estadounidense de los últimos años: su obra The flick ganó el Pulitzer 2014 con las conversaciones aparentemente intrascendentes de los jóvenes empleados de un viejo cine de una sola pantalla que va de capa caída. Épica íntima de unos jóvenes que luchan contra un mundo en cambio perpetuo, los personajes quedaban retratados a través de frases banales, pequeños gestos y muchos silencios, como vistos por el ojo de una cerradura. Y la misma sensación de voyeurismo, de reality, ofrece desde este miércoles y hasta el 15 de marzo en la sala pequeña del Lliure de Montjuïc Joc de miralls, otra de las aplaudidas obras de Baker (Boston, 1981) que el director Juan Carlos Martel Bayod monta por primera vez en España con Aina Clotet, Eduard Farelo, Isabel Rocatti, Jordi Martínez y Elena Tarrats como protagonistas.
El Espai Lliure se ha transformado totalmente y ahora es la sala polivalente de un centro cívico que, con paredes de espejos, igual podría servir para una clase de gimnasia que para el taller teatral en el que se embarcan durante seis semanas de un verano los protagonistas. Cuatro alumnos y una profesora, gente normal que hace ejercicios de teatro y se va conociendo, explica Martel, y a la que el público ve en conversaciones ya empezadas porque la autora va al grano. Sabe que la atención del público del siglo XXI ha disminuido, y está decidida a no perderla. Así, poco a poco irá descubriendo al público sus cuitas personales a través de una clase más terapéutica que profesional. Una clase en la que uno de los ejercicios es copiar el movimiento de otro y después transformarlo, un juego de espejos metáfora del propio teatro.
Aina Clotet cree que Baker quiere llevar a los actores y el público al límite: “Dice que todas las personas somos brillantes y somos idiotas, y nuestros personajes viven momentos lúcidos y patéticos, no reflexionan y luego se sienten en ridículo”. Para Farelo, la obra “intenta trabajar la vida real en el escenario y pone la lupa en las cosas que nos pasan día a día pero son el motor del cambio de los personajes”. “Todos buscan algo, pero no saben muy bien qué”, dice el actor, que subraya que seis semanas sin grandes cambios acabarán transformando sus vidas. Unas transformaciones, dice Rocatti, que se producen “por nuestro reconocimiento en los otros, ver tu idiotez en el otro, reconocerte, te transforma”.