La Vanguardia

Velocidad de crucero

- Joan Golobart Partido trampa.

Victoria inapelable de un Barcelona que ha cogido una velocidad de crucero sustentada en varias mejoras.

El sistema o los jugadores. Cuando el Barcelona no rinde, cuando sus jugadores disminuyen su potencial y existen dudas respecto al nivel alcanzado en años anteriores, quizá lo más importante es valorar en qué condicione­s jugaban. Sucedía algo similar con Messi y el Barcelona, hasta qué punto la grandeza de Messi hacía del Barça el mejor equipo del mundo o bien el equipo que acompañaba a Messi era lo que hacía a este el mejor jugador de la historia. El Barcelona consiguió una fórmula, la del fútbol de po- sesión que se sostenía tanto en la calidad de sus jugadores como en que el sistema de juego hacía mejores a estos. Ayer el Barcelona en la primera mitad volvió a ser el conjunto que manejaba bien la posesión en campo contrario. Tanto para combinar como para generar varios nudos de distribuci­ón, dando tiempo a los jugadores de segunda línea a llegar al área y obligando a los defensas a salir a presionar al centro del campo para que se pudieran aprovechar los huecos por detrás de la línea de defensa. Y jugando en campo contrario, Busquets volvió a ser un jugador esencial. En cambio, en la primera fase de la segunda mitad, ese fútbol desapareci­ó y con ello la omnipresen­cia de Sergio. La conclusión es simple, los jugadores lucen más en la medida que las responsabi­lidades a las que deben hacer frente se adaptan a sus caracterís­ticas.

Pero aun habiendo disfrutado los seguidores blaugrana, la primera mitad de ayer tenía mucho de partido trampa. Puede que verla, con la sensibilid­ad que conlleva la derrota por goleada del Madrid, pudo emocionar a muchos. Pero si en esa primera mitad el Barcelona pudo marcar cinco goles también pudo haber encajado tres. Un remate al palo de Aduriz y dos grandes intervenci­ones de Bravo permi- tieron mantener el marco a cero. Pero son demasiadas ocasiones recibidas en 45 minutos frente a un equipo del nivel de los vascos, con un centro del campo debilitado con la ausencia de Iturraspe. El Barcelona tuvo suerte, porque en la se-

Jugando en campo contrario, Busquets volvió a ser un elemento fundamenta­l

gunda parte sí encajó dos goles.

Defender los córners. Uno de los sistemas de los equipos con pocos jugadores corpulento­s para defender los saques de esquina siempre es dejar tres puntas en ataque, y más si estos son rápidos y resolutivo­s. Al ser pequeños, su presencia en el área en defensa prácticame­nte no aporta nada. Pero, en cambio, si se sitúan en punta, en la línea del centro del campo, pueden llegar a obligar al rival a dejar tres marcadores más un hombre libre y uno o dos en el centro del campo. Por lo que sólo le quedan al rival cuatro o cinco jugadores para intentar al remate. Y eso debe ser siempre un recurso del Barcelona. Es cierto que los contrarios pueden optar por enviar al remate a los de siempre y eso puede ser un riesgo para los catalanes, pero no duden que hacerlo también es asumir un gran riesgo para los rivales del Barça. Poner menos jugadores en el área en los córners puede ser la mejor manera de defenderlo­s.

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ANDER GILLENEA / AFP Celebració­n. Neymar, que marcó el cuarto gol del Barça, jugó un buen partido y tuvo otras opciones ante Iraizoz
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