La Vanguardia

Sanidad retorna la asistencia sanitaria a los simpapeles

El ministro Alonso rectifica la política de su antecesora, aunque descarta entregar tarjetas

- CELESTE LÓPEZ/ANA MACPHERSON

Alfonso Alonso, el ministro de Sanidad, dio ayer un viraje en la política hacia los simpapeles. Rectifican­do a su predecesor­a, Ana Mato, anunció que los inmigrante­s en situación irregular tendrán acceso a la asistencia sanitaria.

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, dio ayer cierta marcha atrás a la política sanitaria que impuso su antecesora Ana Mato en el 2012 (con el visto bueno del presidente, Mariano Rajoy) y anunció el regreso de la atención sanitaria a los inmigrante­s simpapeles. Eso sí, con muchas limitacion­es: sólo en atención primaria y sin posibilida­d de recuperar la tarjeta sanitaria. Esto supone en realidad una rectificac­ión parcial de lo establecid­o por Mato en aquel decreto de abril del 2012, que convertía a los usuarios de la sanidad pública en asegurados, dejan- do fuera de ella a todos los residentes que no tenían regulariza­da su situación salvo la atención a las mujeres embarazada­s y los niños y la asistencia de urgencia (asistencia básica asegurada a cualquier persona). Según explicó el Gobierno en su día, se habían retirado algo más de 800.000 tarjetas sanitarias.

¿Cómo justifica Alonso la rectificac­ión de la política sanitaria del PP en estos tres años? Primero, por una cuestión de salud pública y, segundo, para evitar el colapso de los servicios de urgencias. Unas justificac­iones, sin embargo, poco creíbles para las oe- negés que llevan luchando largos meses para recuperar el carácter universal de la sanidad pública. Entre ellas, la más activa, Médicos del Mundo, señala que el hecho de no tener tarjeta sanitaria imposibili­ta la apertura de la historia clínica, lo que impide el seguimient­o del estado de salud de un paciente; impide, además, que el enfermo sea seguido por un mismo médico, al no tener asociado un facultativ­o de referencia, y plantea numerosas dudas sobre qué ocurrirá si precisa de pruebas diagnóstic­as en los centros de atención especializ­ada, algo muy habitual. “¿No serán atendidos?”, se preguntan desde esta oenegé.

Tampoco les cuadra la justificac­ión relativa al colapso de los centros de urgencias, entre otras cuestiones: “La saturación se explica más por la reducción de personal sanitario”, indican. Según los últimos datos facilitado­s por el propio Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organizaci­ón Médica Colegial (OMC), en estos años de recortes se han perdido 50.000 empleos sanitarios, lo que ha incidido claramente en los servicios asistencia­les, “muchos de los cuales se han visto drásticame­nte reducidos, por lo cual es difícil que a lo largo de un año encontrar un solo servicio hospitalar­io o de atención primaria que haya funcionado al completo”, señala en un artículo en la revista oficial del Consejo.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por su parte, eludió reconocer que el anuncio de Alonso suponía una rectificac­ión de la ministra relevada y el reconocimi­ento de que esa medida se adoptó sin contemplar otros parámetros salvo el economicis­ta (Mato defendió que se ahorraría mil millones de euros a las arcas públicas, aunque nunca se informó de si en realidad se produjo ese recorte del gasto). Para Rajoy, la vuelta a la asistencia primaria se produce ahora por razones de “utilidad”, para impedir la sa- turación de las urgencias. Por ello, calificó la decisión del ministro de “sensata” y “razonable”.

Pero si las oenegés encuentran muchas lagunas, los médicos, sin embargo, se muestran satisfecho­s. Desde la OMC se expresa satisfacci­ón por el regreso de los simpapeles a la atención sanitaria. Y se ofrecen para ayudar en la elaboració­n del nuevo protocolo (no se precisa un cambio nor- mativo, aseguran desde la OMC), antes de llevarlo al Consejo Interterri­torial de Salud para su aprobación por parte de los consejeros del ramo.

No se plantean grandes problemas en esa reunión, teniendo en cuenta que ocho comunidade­s autónomas decidieron continuar atendiendo a inmigrante­s sin tarjeta con restriccio­nes, entre ellas dos del PP: Castilla y León y Gali- cia. Catalunya, desde el comienzo de la exclusión de los inmigrante­s sin permiso de residencia, proporcion­a dos tipos de tarjeta sanitaria (no puede ser igual que la del resto porque el INSS no las autoriza). Una primera, para los que llevan tres meses empadronad­os. Con ella, se puede utilizar los servicios de asistencia primaria, con su número identifica­tivo y su historia clínica, además

REACCIÓN DE RAJOY Considera ahora que atender a los simpapeles es una medida “sensata”

DUDAS DE LAS OENEGÉS

“No darles una tarjeta sanitaria impide seguir el desarrollo del paciente”

de tener medicación subvencion­ada en un 40%, transporte sanitario, programas de prevención (sida, tuberculos­is, enfermedad­es de transmisió­n sexual) y atención especializ­ada en casos excepciona­les. Al año de estar empadronad­os se tiene derecho a la segunda modalidad de tarjeta, que incluye la atención especializ­ada programada. En el primer grupo hay actualment­e alrede- dor de 12.000 personas. En el segundo, casi 62.000, pero la cifra baja. En total, 33 millones al año, unos 400 euros por persona. Algunas organizaci­ones han denunciado que en varios centros sanitarios han exigido una forma de pago a los pacientes en esta situación. Según el Servei Català de la Salut, ninguno de esos 72 casos ha sido denunciado por lo que no se han podido perseguir.

Por su parte, los sindicatos sanitarios, entre ellos CSIF, creen que el anuncio de Alonso es pura “demagogia” que se enclava en la batalla electoral en la que están inmersos los partidos políticos. Hay quienes recuerdan desde este ámbito que en las elecciones municipale­s votan los inmigrante­s y aunque los simpapeles no pueden hacerlo, es un guiño a este colectivo.

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En Catalunya, los inmigrante­s simpapeles sí tienen asistencia sanitaria
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INMA SAINZ DE BARANDA

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