Unir a las izquierdas
La federación ha impulsado para las elecciones locales todas las alianzas factibles con la nueva izquierda
La irrupción de Podemos ha dado pie a la creación de alianzas electorales entre los más variados colectivos de izquierda, un proceso al que ICV-EUiA se ha incorporado.
La noche del 24 de mayo, cuando se celebrarán las elecciones municipales, se comprobará hasta qué punto la agitación que a lo largo de estos meses se ha vivido en la política local catalana, y en particular entre los partidos de la izquierda, tenía algún sentido.
La nueva palabra en boga es la confluencia. La alianza de movimientos sociales, plataformas ciudadanas y partidos políticos progresistas, dispuestos a medirse –esa es la gran la novedad– con los partidos habituales por el control de sus ayuntamientos.
Es una erupción más común de lo que algunos puedan creer. Hay proyectos de confluencia en muchos lugares, desde Guanyem Badalona, pasando por La Crida de Sabadell, Terrassa en Comú, hasta llegar al otro extremo de Catalunya, al Comú de Lleida. La lista es mucho más larga.
La nueva política, en todos sus formatos –con o sin Podemos– ha estallado en la Catalunya municipal y, por el momento, sólo dos grupos con una significativa presencia institucional, la CUP e ICV-EUiA, han entrado en su juego y se han enrolado en sus filas.
Retrocedamos. Para ICV y para su partido hermano, Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), los resultados de las elecciones municipales del 2011, sin ser buenos para la federación, pusieron en evidencia que su papel de partido subalterno del PSC, con quien ha compartido y comparte muchos gobiernos locales que ahora atraviesan sus horas más bajas, estaba llegando a su fin y que había que pasar página. Pero en aquel momento la nueva política era sólo una idea que vagaba inconexa por las plazas ocupadas por el 15-M.
Ahora, cuatro años después y sobre la ola del malestar social, aquellas ideas han acabado cristalizando en nuevos movimientos políticos a los que Iniciativa, en ocasiones por convicción y en otras por oportunidad, ha decidido agregarse, convencida de que no hacerlo significaría perder pie en su propio terreno como le ha ocurrido a IU en Andalucía.
La dirección de Iniciativa dio luz verde hace meses a la confluencia de cara a las elecciones locales. Cuantas más, mejor. En algunos municipios, y a regañadientes de una parte de su militancia, la federación ha alentado estos acuerdos –hasta el punto de que sus adversarios consideran que algunas candidaturas son marcas blancas de ICV–, rindien- do su capital político y sus recursos a la nueva causa.
El caso más llamativo es el de Barcelona en comú, que lidera Ada Colau, en el que ICV de Barcelona se han sumado con armas y bagajes. Otro tanto ha ocurrido en l’Hospitalet, donde ICV sigue formando parte del gobierno con Núria Marín (PSC), pero ha optado por lanzar una candidatura con parte de los círculos locales de Podemos y de Piratas, con el beneplácito de las direcciones de ICV y EUiA y, aunque no formalmente, de Podemos.
Por supuesto, no todas las 150 candidaturas que ICV alcanzará a presentar en estas municipales responden a este patrón. En Badalona y Tarragona– donde fracasaron los proyectos de confluencia, no sin conflicto–, en Sabadell o Santa Coloma y en numerosos municipios del Baix Llobregat, Iniciativa y Esquerra Unida seguirán concurriendo por su cuenta. En El Prat, Lluís Tejedor volverá a ser candidato a la alcaldía, lo que paradójicamente convierte a ICV en el partido en el que milita el alcalde más veterano de Catalunya. En los municipios del interior ICV está alcanzando acuerdos con ERC e incluso ha alcanzado pactos ocasionales con el PSC.
No es fácil prever qué darán de sí estas alianzas, pero, independientemente de los resultados electorales, Iniciativa ha cambiado su propio rumbo con ellos. Aunque tal vez no como preveía en el 2011, ha pasado página.
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