Iraq anuncia que ha arrebatado Tikrit al Estado Islámico
El ejército de El Asad ha perdido Idlib a manos del yihadista Frente al Nusra
El ejército iraquí, apoyado por milicias chiíes y tribus locales, asegura que ha izado la bandera en Tikrit
El primer ministro de Iraq anunció ayer que la ciudad de Tikrit, cuna del rais Sadam Husein, derrotado por los estadounidenses en la guerra del 2003, ha sido liberada por sus soldados de las garras del Estado Islámico.
Mientras, portavoces oficiales de Damasco declararon, tras la ocupación por el grupo opositor yihadista Frente al Nusra de la población de Idlib, que su ejército se había replegado para llevar acabo el contraataque.
Si se confirmase la liberación de Tikrit, conquistada por los bárbaros del islam en el mes de junio del año pasado durante su fulgurante victoria en Mosul –no se sabe todavía si los yihadistas han dejado de luchar en la ciudad–, sería un gran éxito para el Gobierno de Haidar al Abadi.
Desde marzo, su ejército, apoyado por las milicias chiíes, infeudadas al Irán, y las tribus locales, iniciaron esta ofensiva de gran envergadura para recuperar una ciudad tan estratégica como simbólica, de mayoría suní.
En sus declaraciones, el jefe del Gobierno iraquí se ha congratulado de esta victoria en la que han participado más de 20.000 hombres de la movilización chií junto a unos 3.000 soldados y policías iraquíes. “Las tropas iraquíes –anunció uno de sus jefes– izaron la bandera en el corazón de la ciudad”.
Varias veces, sin embargo, se había dado por agotada la resistencia de los yihadistas pese a que muchos analistas, teniendo en cuenta a los francotiradores y los campos de minas, consideraban que la batalla podría durar semanas. Incluso el jefe del Estado Mayor norteamericano, Martin Dempsey, había abogado por la paciencia estratégica, y dudaba de que el ejército iraquí estuviese todavía en condiciones de llevar a cabo una ofensiva de tanta envergadura.
Recuperar la ciudad de Tikrit es un paso vital para la batalla final por Mosul, segunda ciudad de Iraq. Mosul, que fue conquistada por los yihadistas de Estado Islámico el pasado mes de junio, está situada al norte de Tikrit siguiendo el río Tigris.
Dirigentes sirios, muy bien relacionados con el rais Bashar el Asad, confían en que sus soldados puedan recuperar Idlib. Si el Frente al Nusra consolidase su avance en aquella ciudad del nor- te, sería la segunda población siria después de Raqa que caería bajo el yugo yihadista. Aunque Raqa está en manos de Estado Islámico, grupo rival de Al Nusra.
Explican que sus milicianos han podido hacerse con Idlib por las infiltraciones de centenares de hombres desde Turquía. Los insurrectos la ocuparon después de cinco días de combates.
Banderas negras en la ciudad siria y banderas iraquíes sobre Tikrit. Este progreso de los insurrectos que luchan en Siria, que también ocuparon la localidad de Bosra y destruyeron su museo, ha tenido lugar cuando en Damasco se extendía la opinión de que el régimen consolidaba su fuerza militar, y comenzaba a lograr una cierta apertura internacional. “Las declaraciones del secretario de Estado, John Kerry, sobre la conveniencia de dialogar con El Asad –me decía un universitario damasceno– fueron para Damasco como una fiesta, y la visita de los diputados franceses como un orgasmo”.
La fragmentada y débil oposición sueña en hacer de Idlib la sede de su gobierno. Nunca han conseguido una base territorial para organizar su autoridad y todas las poblaciones que controlan viven bajo el terror.