Notable a la sanidad catalana, aprobado en listas de espera
Casi el 70% elegiría la pública si sufriera una enfermedad grave
Las encuestas sobre satisfacción de los usuarios de la sanidad catalana y el barómetro que semestralmente refleja la opinión de la población en general sobre estos servicios resumen una tradicional satisfacción. En conjunto le dan un notable: 6,8 de media, prácticamente la misma nota que en los últimos años. Los que mejor opinión tienen son los mayores de 65 años, que dan un 7,33. Y 7 de cada 10, incluso teniendo un seguro privado, irían a la sanidad pública ante un problema de salud grave. Claro que muchas mutuas no incluyen en sus pólizas esos problemas graves.
Pero entre tanta satisfacción, un 42,6% de los encuestados cree que la asistencia sanitaria este año ha sido peor que el año pasado y un 29% piensa que el año que viene también será peor. A la vez, una cantidad semejante cree que todo está igual e incluso un 8% cree que está mejor, y aún lo será más el año que viene (el 56,8% entre ambas opiniones positivas).
Las pegas del sistema se encuentran en las listas de espera, que ahora ya no están en zona de suspenso, pero aún están raspando el aprobado. Más abajo en la consideración de los usuarios se encuentran el tiempo de espera para ver al médico en urgencias, la comodidad de las salas de espera, la puntualidad para entrar en la consulta del médico de cabecera o lo que se tarda en conseguir cita con el especialista. Otro punto negro fijo es la comida de los hospitales, que incluso empeora un poco.
La información que los pacientes reciben de los médicos y el trato recibido por el personal sanitario son algunas de las facetas de su encuentro con la sanidad pública que son ahora mejor valoradas: le dan un 7,66 a la información y un 8,16 al trato. Pero hay un aspecto en el que el sistema falla y que en cambio cada vez los usuarios exigen con mayor rotundidad: quieren que les pidan permiso antes de informar sobre su estado a los familiares. “Hay un problema de la cultura asistencial que aún no resolvemos”, reconoce el gerente d’Atenció Ciutadana, Joan Lluís Piqué. “Y es uno de nuestros objetivos de mejora, porque la población es mucho más autónoma, llega al médico mucho más informada y quiere controlar mucho más su proceso y tener bajo control la información sobre sí mismos”.
La encuesta y el barómetro sirven, entre otras cosas, para definir dónde hay que mejorar cada año y a largo plazo y para evaluar si los equipos contratados por el Servei Català de la Salut cumplen mejor o peor esos objetivos. Las nuevas reglas en las listas de espera, explica el subdirector del Servei Català de la Salut, Francesc Brosa, son un ejemplo.