El negocio de la franquicia se consolida tras la crisis
La facturación del sector vuelve a crecer ligeramente tras las caídas del 2013
El sector de las franquicias ha capeado la crisis al rebajar los costes de entrada. Ahora el modelo sale reforzado y las ventas repuntan.
Estar al amparo de una gran marca, una inversión limitada o una formación continua son los grandes atractivos de las franquicias. En los últimos años, tanto en Catalunya como en España han vivido su particular boom, con un crecimiento sostenido en el número de firmas y locales. Hoy conforman un sistema fuerte, consolidado y en constante mejora.
Según datos del último informe anual de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), el negocio crece en todos sus ámbitos. A lo largo del 2014 facturó un 0,5% más, hasta 25.879,5 millones de euros, a diferencia del 2013, cuando se redujo en un 0,2%; se abrieron 4.738 puntos de venta, por lo que ya suman 63.869, el 70% franquiciados; y el volumen de cadenas se ha incrementado en un 10,3%, desde 1.087 a 1.199, de las que una quinta parte son españolas. El número de empleados también va al alza: a cierre del 2014 trabajaban 248.914 personas en franquicias, casi un 3% más.
“Desde el último trimestre del 2013 la situación ha ido a mejor, el año pasado fue la confirmación”, explica Xavier Vallhonrat, presidente de la AEF. “Moda, cuidado personal, restauración y alimentación tienen mayor empuje en la actualidad”, añade. Años atrás, yogurterías y tintorerías inundaban el mercado. “Las cadenas tuvieron que competir con oportunistas de menor tamaño que querían aprovechar el tirón, pero no aguantaron”.
La crisis fue una oportunidad para el sistema, que supo sacar provecho de nuevos perfiles que se decidían por esta opción: personas que capitalizaban el paro o profesionales desempleados, ambos con la idea de autoemplearse. Para atraerlos, y con la idea de mantener la expansión en un contexto de recesión, las franquicias redujeron costes de entrada, crearon modelos para dar servicio con menor inversión y aumentaron el apoyo al interesado, con más formación y ejerciendo de intermediarios con constructoras o bancos. “Las franquicias que requieren un desembolso máximo de 30.000 euros son las más beneficiadas, las de coste medio tuvieron que bajar precios”, señala Vallhonrat.
El mercado español no sólo es atractivo para el emprendedor local. “Tenemos capital australiano y japonés a punto de invertir en Barcelona”, comenta Rod Hill, al frente del negocio español de Anytime Fitness. La cadena de gimnasios, de origen estadounidense, cuenta con casi 3.000 locales en veinte países. En España tiene 12 centros en funcionamiento, ocho de ellos en Catalunya, y otros tres en preapertura. “En Catalunya la gente está preparada para emprender, es uno de nuestros mercados con mayor penetración”. Su plan de expansión nacional es ambicioso: planea abrir 50 locales al año durante los próximos cinco ejercicios.
Entre los franquiciadores, reducir requisitos de entrada sin perder calidad ha sido un gran desafío. Aunque luche con centros que bajan los costes al máximo, Hill cree que su área no puede ser low cost. En esta línea se muestra Sergio López, gerente de Món Ibèric, cadena de charcuterías. “Lo más importante es dar un servicio bueno y que sea diferencial”, resume. Su red la forman 31 tiendas (23 franquicias y 8 propias, la mayoría en Catalunya), cinco más por abrirse y en abril llegará a Francia, dando inicio a la expansión internacional. Es otro caso en el que se supo exprimir la crisis: “Nos ha permitido tener locales que no conseguiríamos en otras circunstancias”. El perfil de su franquiciado es amplio. “Está quien busca autoemplearse, charcuterías que se reconvierten para tener a la marca detrás e inversores con experiencia”, destaca López.
A la hora de crecer, todos coinciden en que la recuperación del flujo de crédito ha sido clave. “Se ha pasado de no poder hablar con los bancos para financiarse a que ellos nos busquen a nosotros”, señala Xavier Vallhonrat. Salir al exterior es un paso más para expandirse, ya que la caída de la demanda interna las obligó a mirar hacia afuera. En un mundo dominado por Estados Unidos, Canadá y Australia, las firmas nacionales están presentes en 127 países, con 18.000 locales. Portugal es el primer territorio por número de marcas, seguido de México y Andorra, mientras que Francia encabeza la lista por cantidad de negocios, con 3.400.
Dia y Zara lideran la representación española en el exterior en cuanto a locales, según datos de la consultora Tormo Franchise, si bien la empresa del grupo Inditex es la que está en más países (97). “El sistema español ya es equiparable al francés y supera al italiano, ambos con más historia”, dice Vallhonrat, pero advierte que el mercado latinoamericano y el norte de África se pueden aprovechar más. Esta presencia internacional demuestra el buen desarrollo de la franquicia española.
La facturación del sector crece un 0,5% en el 2014 después de caer el año anterior un 0,2%