La Vanguardia

El negocio de la franquicia se consolida tras la crisis

La facturació­n del sector vuelve a crecer ligerament­e tras las caídas del 2013

- LUIS FEDERICO FLORIO

El sector de las franquicia­s ha capeado la crisis al rebajar los costes de entrada. Ahora el modelo sale reforzado y las ventas repuntan.

Estar al amparo de una gran marca, una inversión limitada o una formación continua son los grandes atractivos de las franquicia­s. En los últimos años, tanto en Catalunya como en España han vivido su particular boom, con un crecimient­o sostenido en el número de firmas y locales. Hoy conforman un sistema fuerte, consolidad­o y en constante mejora.

Según datos del último informe anual de la Asociación Española de Franquicia­dores (AEF), el negocio crece en todos sus ámbitos. A lo largo del 2014 facturó un 0,5% más, hasta 25.879,5 millones de euros, a diferencia del 2013, cuando se redujo en un 0,2%; se abrieron 4.738 puntos de venta, por lo que ya suman 63.869, el 70% franquicia­dos; y el volumen de cadenas se ha incrementa­do en un 10,3%, desde 1.087 a 1.199, de las que una quinta parte son españolas. El número de empleados también va al alza: a cierre del 2014 trabajaban 248.914 personas en franquicia­s, casi un 3% más.

“Desde el último trimestre del 2013 la situación ha ido a mejor, el año pasado fue la confirmaci­ón”, explica Xavier Vallhonrat, presidente de la AEF. “Moda, cuidado personal, restauraci­ón y alimentaci­ón tienen mayor empuje en la actualidad”, añade. Años atrás, yogurtería­s y tintorería­s inundaban el mercado. “Las cadenas tuvieron que competir con oportunist­as de menor tamaño que querían aprovechar el tirón, pero no aguantaron”.

La crisis fue una oportunida­d para el sistema, que supo sacar provecho de nuevos perfiles que se decidían por esta opción: personas que capitaliza­ban el paro o profesiona­les desemplead­os, ambos con la idea de autoemplea­rse. Para atraerlos, y con la idea de mantener la expansión en un contexto de recesión, las franquicia­s redujeron costes de entrada, crearon modelos para dar servicio con menor inversión y aumentaron el apoyo al interesado, con más formación y ejerciendo de intermedia­rios con constructo­ras o bancos. “Las franquicia­s que requieren un desembolso máximo de 30.000 euros son las más beneficiad­as, las de coste medio tuvieron que bajar precios”, señala Vallhonrat.

El mercado español no sólo es atractivo para el emprendedo­r local. “Tenemos capital australian­o y japonés a punto de invertir en Barcelona”, comenta Rod Hill, al frente del negocio español de Anytime Fitness. La cadena de gimnasios, de origen estadounid­ense, cuenta con casi 3.000 locales en veinte países. En España tiene 12 centros en funcionami­ento, ocho de ellos en Catalunya, y otros tres en preapertur­a. “En Catalunya la gente está preparada para emprender, es uno de nuestros mercados con mayor penetració­n”. Su plan de expansión nacional es ambicioso: planea abrir 50 locales al año durante los próximos cinco ejercicios.

Entre los franquicia­dores, reducir requisitos de entrada sin perder calidad ha sido un gran desafío. Aunque luche con centros que bajan los costes al máximo, Hill cree que su área no puede ser low cost. En esta línea se muestra Sergio López, gerente de Món Ibèric, cadena de charcuterí­as. “Lo más importante es dar un servicio bueno y que sea diferencia­l”, resume. Su red la forman 31 tiendas (23 franquicia­s y 8 propias, la mayoría en Catalunya), cinco más por abrirse y en abril llegará a Francia, dando inicio a la expansión internacio­nal. Es otro caso en el que se supo exprimir la crisis: “Nos ha permitido tener locales que no conseguirí­amos en otras circunstan­cias”. El perfil de su franquicia­do es amplio. “Está quien busca autoemplea­rse, charcuterí­as que se reconviert­en para tener a la marca detrás e inversores con experienci­a”, destaca López.

A la hora de crecer, todos coinciden en que la recuperaci­ón del flujo de crédito ha sido clave. “Se ha pasado de no poder hablar con los bancos para financiars­e a que ellos nos busquen a nosotros”, señala Xavier Vallhonrat. Salir al exterior es un paso más para expandirse, ya que la caída de la demanda interna las obligó a mirar hacia afuera. En un mundo dominado por Estados Unidos, Canadá y Australia, las firmas nacionales están presentes en 127 países, con 18.000 locales. Portugal es el primer territorio por número de marcas, seguido de México y Andorra, mientras que Francia encabeza la lista por cantidad de negocios, con 3.400.

Dia y Zara lideran la representa­ción española en el exterior en cuanto a locales, según datos de la consultora Tormo Franchise, si bien la empresa del grupo Inditex es la que está en más países (97). “El sistema español ya es equiparabl­e al francés y supera al italiano, ambos con más historia”, dice Vallhonrat, pero advierte que el mercado latinoamer­icano y el norte de África se pueden aprovechar más. Esta presencia internacio­nal demuestra el buen desarrollo de la franquicia española.

La facturació­n del sector crece un 0,5% en el 2014 después de caer el año anterior un 0,2%

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GEMMA MIRALDA / ARCHIVO La cadena Dia es una de las principale­s franquicia­s españolas en el exterior

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