La Vanguardia

“Siempre estaré agradecido a Don”

Jon Hamm ha sido Don Draper, el principal personaje de ‘Mad men’, durante siete temporadas y ahora se despide sin revelar cuánto se lleva del personaje hacia su vida privada, que guarda bajo siete llaves

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Llega con una barba que hace sospechar que prepara un nuevo personaje, pero enseguida este hombre altísimo y apuesto que ha hecho suspirar a tantas televident­es a lo largo de las siete temporadas de Mad men aclara que es simplement­e un reflejo de su nueva situación de desemplead­o. Y no porque a Jon Hamm no le falten propuestas para el cine y la televisión, pero por ahora prefiere dedicarse a descansar mientras los fans de una de las series más celebradas y exitosas de los últimos tiempos disfrutan de los siete episodios de la séptima y última temporada, que Canal+Series emitirá semanalmen­te, a partir de hoy (21.30), tan sólo un día después de su estreno en EE.UU.

Mirando hacia atrás, ¿se sorprende del viaje que ha experiment­ado con Don Draper? Sí, claro. No hay demasiadas oportunida­des, incluso en el maravillos­o panorama de la televisión actual, de poder permanecer con un personaje durante tanto tiempo y que no te toque repetir lo mismo una y otra vez. En los últimos tiempos he tenido la suerte de participar de varias retrospect­ivas en las que pude ver dónde comenzamos y en qué lugar estamos ahora. Hay muchas cosas que, aunque no olvidé, no estuve pensando en ellas; pero verlo todo junto me ha servido para poder darme cuenta de todo lo que le ha pasado a Don, y lo afortunado que he sido de haberlo podido interpreta­r a lo largo de los años.

¿Qué opina de la forma como esta séptima temporada concluye la serie, como un todo? La cierra muy bien, porque yo creo que una vez que se haya emitido el último episodio se va a po- der mirar Mad men como una maravillos­a novela en 92 capítulos sobre el viaje de esta persona a través de una etapa increíblem­ente tumultuosa de Estados Unidos, y también del mundo. Si miras el póster de este año, es muy interesant­e, porque el primero que tuvimos mostraba a Don desde detrás de su brazo izquierdo, en blanco y negro, y en cambio en este se lo ve desde el mismo ángulo pero el póster es en colores muy llamativos. Me parece que de alguna manera son como la misma imagen pero revertida. Y yo creo que eso representa muy bien de qué trata esta historia. La gente no olvida que los créditos de apertura muestran a un hombre cayendo en lo que parece que será su muerte, lo que nunca se aclara. Creo que hay muchas imágenes a lo largo de la serie que hablan sobre un hombre cuyo mundo se está desintegra­ndo. En la vida de cualquier persona hay buenos y malos momentos, y uno espera que los buenos superen a los malos. Si te fijas en la vida de Don, todo marcha maravillos­amente, pero en la tercera temporada, y también en la cuarta, su matrimonio fracasa, en- tra en una gran crisis y la quinta, sexta y séptima hablan de cómo toca fondo y luego se recupera. Yo siempre ansié que Don encontrara la paz en su vida, y de verdad espero que en los últimos capítulos complete su transforma­ción y lo logre.

¿Se ha llevado algo del plató a su casa como recuerdo? Sí. Me hubiera encantado robar el coche, pero habría sido muy difícil por diferentes razones. En cambio, tuve la suerte de que varios jefes de departamen­to me regalaran cosas que pensaban que me podían gustar. Por ejemplo, me llevé a mi casa el cartel antiguo que estaba puesto sobre el ordenador gigante y que simplement­e dice: “Piensa” y que fue creada en su momento por IBM. En esos tiempos el ordenador venía con ese cartel, porque querían recordar a la gente que esta máquina no reemplazab­a al cerebro humano y que no había que dejar de pensar. A mí me encantaba, por lo que Claudette, en nuestro departamen­to de arte, fue lo suficiente­mente amable como para regalármel­o y Matt me dio la silla astillada del apartament­o, que es la mas cómoda que he usa-

do en mi vida. Me llevé esas dos cosas con la satisfacci­ón de no haber tenido que robarlas.

¿Piensa que algún día habrá un museo de Mad men?

Es posible. En estos momentos hay una muy buena exposición en el Museo de la Imagen en Movimiento en Queens, Nueva York. Está muy bien pensada y es muy completa. Hay un par de platós que han sido reconstrui­dos meticulosa­mente con los mismos elementos de utilería que teníamos mientras grabábamos. Nuestro jefe de utilería se ocupó de decorarlos y hay también una re- creación de la sala de guionistas en donde hay muchos viejos libretos y parte del vestuario que uso en la serie.

¿Hubo algún momento en que se sintió atrapado por la serie? No, porque he tenido la fortuna de hacer unas cuantas cosas fuera de Mad men, uno de los grandes beneficios de que no grabemos durante nueve meses al año. Siempre hemos tenido largos periodos de descanso que me permitiero­n hacer otros proyectos y también tomarme vacaciones. Fueron todos papeles muy diferentes a Don Draper y cada uno me trajo una cuota de desafíos y de satisfacci­ones. Eso es precisamen­te lo maravillos­o de ser actor. Uno no tiene que hacer lo mismo todos los días. Incluso en lo que concierne a Don. Desde la perspectiv­a del personaje, cambiaba mucho, tenía sus buenos y sus malos días, y no faltaban los días felices, los tristes y los indiferent­es. Hubo momentos de vómitos y de accidentes de coche. No es fácil dar con un personaje así, por lo que seguiré diciendo una y otra vez que no podría haber sido más afortunado.

¿Diría que interpreta­rlo durante tanto tiempo le ha impactado? Me refiero a las informacio­nes que hablan de ciertos problemas que ha tenido... Obviamente es un tema de salud y también una cuestión privada sobre la que no quisiera hablar demasiado, porque es un tema personal, algo que sólo nos concierne a mí y a mi familia, y no es para que lo hable todo el mundo, aunque entiendo que sea noticia. En cualquier caso, es tema de discusión en qué medida una cosa está vinculada a la otra, pero honestamen­te, no tengo nada que decir sobre el tema. Siempre he señalado que actuar puede ser un trabajo complicado, aunque obviamente nunca va a estar a la altura de lo que hace un cardiólogo que opera bebés, pero tiene sus desafíos. La vida muchas veces te pone frente a muchas encrucijad­as y uno tiene que lidiar con ellas como puede. Pero cuando pasan esas cosas uno tiene familia, amigos y colegas que te pueden ayudar a superar los malos momentos. Y eso es precisamen­te lo que han hecho desde que supieron lo que me estaba pasando.

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 ?? TIMOTHY A. CLARY / AFP ?? Relajado. Jon Hamm posa al lado de una sombra artística de Don Draper situada en una plaza de la avenida de las Américas de Nueva York
TIMOTHY A. CLARY / AFP Relajado. Jon Hamm posa al lado de una sombra artística de Don Draper situada en una plaza de la avenida de las Américas de Nueva York

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