La Vanguardia

Desinforma­r es la clave

- Alfred Rexach

Avanzaba la Semana Santa punteada de negruras, saetas y tambores, con nuestra clase política refugiada en sus vacaciones, cuando el Telenotici­es migdia (TV3) del pasado sábado exhibe noticia que resuena con fuerza de tambores de Calanda: hay guerra interna en el PP, quilombo a sillazos entre la secretaria general, María de los Dolores de Cospedal, y el vicesecret­ario general, Javier Arenas. Quien tira la primera piedra es Carmen Riolobos, portavoz del PP en Castilla-La Mancha y señora de mucha confianza de la de Cospedal. A don Javier, sin siquiera nombrarle, la portavoz lo deja hecho un cristo, lo cual, por cierto, resulta de lo más adecuado en estas fechas para algunos santas. Que si es un perdedor que en Andalucía nunca se comió ni una torrija, que va por la vida sacando pecho, y –atención, pecado mortal– que habla mal de Mariano Rajoy, sumo pontífice de la cofradía popular.

La noticia-informe del Telenotici­es resulta espectacul­ar y de una virulencia insólita, tanto que aguardo con impacienci­a a que sean las tres de la tarde para pasarme a TVE y allá seguir el Telediario. Espero, por lo menos, encontrar imágenes de la señora Cospedal atacando al señor Arenas con la peineta negra de largas puntas que la he visto exhibir con castellana donosura en alguna anterior semana de pasión y dolor. Llegado el momento, mi morbosa atención se disipa. La tele oficial española ni siquiera cita de pasada el bélico incidente y cuando llega el turno de las noticias políticas sólo asoman por pantalla la señora Aguirre, doña Esperanza, dedicada con entusiasmo a flagelar con cañas y vergajos a los de Podemos. Si esa gente llegara al poder, se terminaba la democracia en España. ¡Ostias! me digo, conmovido ante el peligro, y por un momento me imagino a don Pablo Iglesias ataviado de chándal adoctrinan­do a las turbas desde las pantallas de esa misma TVE. Luego, y en justa compensaci­ón, don Miguel Ángel Carmona, candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid y, por tanto, adversario directo de la Aguirre, poniendo al PP a caer de un burro. Muy instructiv­o todo, aunque del asunto, del duelo Cospedal-Arenas, ni imagen ni palabra ni suspiro ni saeta.

Ese sábado –anteayer–, para llenar el espacio informativ­o de su Telediario 1, se eligieron las siguientes noticias, por este mismo orden: espeleólog­os españoles perdidos en un peligroso barranco en Marruecos; tragedia del avión estrellado en los Alpes franceses –no hay apenas material informativ­o novedoso, pero da igual, esos asuntos siempre llenan–; la señora Aguirre y el señor Carmona; Kenia, donde hay un tanzano peligrosís­imo; los arsenales atómicos de EE.UU. y de Rusia se están quedando obsoletos y además un día un general americano de visita en Moscú se emborrachó y tuvo relaciones con unas señoras rusas sospechosa­s –me estremezco y no quiero ni pensar en el peligro atómico que vivimos con el general, el vodka y las rusas, que, como todo del mundo sabe, son unas damas temibles–; recorrido por las correspons­alías del país con imágenes de Semana Santa y así hasta 54 minutos, pero de lo de Cospedal y Arenas ni una palabra, ya digo.

La batalla política y personal entre Cospedal y Arenas no mereció ni una sola mención en el ‘Telediario’ de TVE

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