La Vanguardia

Los blaugrana, a medio gas, golean al Almería

Messi abrió el marcador y le siguieron Suárez, con dos tantos, y Bartra

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

Antes de las curvas, fogonazos de las estrellas. Antes de unas semanas de traca, victoria con el freno de mano frente al Almería. Antes de afrontar de una tacada al Sevilla, al PSG dos veces, al Valencia y al Espanyol, una goleada de aliño para mantener las constantes en el liderato. El partido se explica con los zapatazos de Messi y Suárez, que resolviero­n pese a no estar a su máximo nivel. El primero con rosca para inaugurar la velada. El segundo con furia para sentenciar­la. Dos zarpazos para solventar la papeleta y para asegurar los puntos en una noche de cambios y de ahorro de esfuerzos. 20 victorias en 21 partidos. Esa es la maravillos­a racha que ahora tendrá que afrontar pruebas de tronío.

Era un día propicio para las rotaciones y así lo entendió Luis Enrique, que ordenó seis cambios con respecto a la formación de Vigo. Se quedaron en el banquillo pesos pesados como Neymar (el delantero titular que más rota), Piqué o Iniesta, y regresaron Mascherano, Bartra o Pedro. Además, Sergi Roberto ocupó la posición de pivote, como ya hizo en Ipurua, y se batió con intensidad y sencillez. Más de medio equipo nuevo, pero el tono de la primera mitad fue el mismo que en Vigo. Delante no estaba el corajoso Celta, sino un voluntario­so Almería, sumido en un mar de problemas, hundido en la clasificac­ión y que estrenaba a Sergi Barjuan como entrenador. Pero igual que en Balaídos al Barcelona le costó combinar con alegría. Porque como ya es un hábito esta campaña el equipo blaugrana divirtió más cuando su rival se cansó tras el descanso. Entonces sí puso co- lor a un partido sin competenci­a.

El conjunto almeriense mucho conseguía con defenderse, aunque no hizo ascos a los contragolp­es. Pese a que el Barça entró en juego con buenas intencione­s, con una interesant­e presión y poniendo cerco a la portería de Julián, la primera gran oportunida­d del encuentro la generó el Almería. Thievy le ganó la línea de fondo a Pedro y habilitó a Wellington. Su chut fue desviado de forma providenci­al por el delantero canario del Barça.

El equipo de Luis Enrique no tenía continuida­d, aunque sí una posesión estéril de balón. Ahora Suárez se mostraba lento ante los defensas, ahora driblaba con criterio pero centraba hacia nadie… Ahora Messi intentaba regatear pero sin chispa, ahora lanzaba un pase fuera… Sólo una volea de Pedro que se marchó cerca del palo hizo vibrar en esta fase un tanto al respetable, que esperaba expectante un aluvión de goles y, pasada la media hora, se encontraba con que su conjunto fabricaba muchas menos oportunida­des de las previstas.

En esas se hallaba el partido, difícil de digerir, cuando Messi lo sacudió con un golpe de genio. El crack controló un balón en el flanco derecho, desbordó a Edgar Méndez, penetró en el área, levantó la cabeza, tuvo tiempo para pensar, y se sacó de su sombrero de copa un latigazo con rosca hacia el otro poste, hacia el palo

al que no podía llegar el guardameta. Un señor gol para abrir boca, para romper una sequía particular de tres partidos y para despertar los corazones de los espectador­es, que corearon a Xavi y le pidieron que se quedara.

Tras el gol de Messi debía llegar un fútbol más fluido, aunque lo que vino, ya en el segundo acto, fue otro bello gol. En esta ocasión, obra de Suárez y con ciertas similitude­s al 1-0. Por el mismo pico del área, superando a un defensa (esta vez Casado) y disparando con la izquierda. El zurdazo del charrúa fue a parar a la escuadra tras doblar la mano del portero. Con el marcador solucionad­o Luis Enrique se puso a pensar todavía más en el calendario que viene, dosificó a Alves y Rakitic, y su equipo se dedicó a aprovechar el desánimo del rival. Podía darse un atracón si aceleraba pero consideró que mejor regular un poquito. Eso sí para no perder las buenas costumbres marcó otro gol a pelota parada, esta vez gracias a un cabezazo de Bartra a la salida de un córner. Aún hubo tiempo para que Pedro, generosísi­mo, le regalara el cuarto a Suárez. Pónganse los cinturones. Vienen curvas. Pero el Barça tiene dinamita para sortearlas.

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Luis Suárez felicita a Leo Messi por el gol que marcó el argentino y que significó el comienzo de un nuevo triunfo del Barça en la Liga
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ROSER VILALLONGA
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QUIQUE GARCÍA / AFP

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