La Vanguardia

Corazones altivos

Altura y dolencias cardiacas están genéticame­nte relacionad­as

- JOSEP CORBELLA

Un estudio indica que cuanto más alta es una persona, menor es su riesgo de sufrir una enfermedad coronaria.

Cuanto más alta es una persona, menor es su riesgo de sufrir una enfermedad coronaria, concluye una investigac­ión que ha analizado datos de más de 190.000 personas y que se ha presentado en la revista The New England Journal of Medicine.

Por cada reducción de 6,5 centímetro­s de altura, el riesgo de infarto de miocardio o de angina de pecho aumenta en un 13,5%. Así, un hombre que mida 1,70 tiene un riesgo un 31% mayor que uno de 1,85.

“Desde hace más de 60 años se sabe que hay una relación inversa entre la altura y el riesgo de enfermedad coronaria”, declara en un comunicado Nilesh Samani, cardiólogo de la Universida­d de Leicester (Reino Unido) y coordinado­r del estudio. Pero “no estaba claro si esta relación se debe a factores socioeconó­micos o de nutrición durante la infancia, que por un lado pueden determinar la estatura y por otro el riesgo de enfermedad coronaria”.

El nuevo estudio demuestra que hay una relación biológica más profunda entre la altura y las enfermedad­es coronarias. Los investigad­ores se han basado en los resultados del proyecto Giant, que demostró que la estatura de una persona no viene determinad­a por unos pocos genes y que identificó 180 variantes genéticas distintas que influyen en la estatura de una persona.

Se han analizado estas 180 variantes en una muestra de más de 128.000 personas con enfermedad coronaria y de más de 65.000 personas con el corazón sano. Los resultados muestran que, cuantas más variantes genéticas relacionad­as con una estatura alta tiene una persona, menos probable es que sufra una enfermedad coronaria.

Llegados a este punto, los investigad­ores se han preguntado de qué modo una altura baja puede influir en el riesgo de infarto. Pero no han encontrado que la estatura tenga ninguna relación con la hipertensi­ón, la obesidad o la diabetes –tres importante­s factores de riesgo coronarios–.

Sí la han encontrado con el colesterol LDL y los triglicéri­dos. Aun así, sólo un 19% de toda la relación entre la estatura y la enfermedad coronaria está relacionad­a con el colesterol o los triglicéri­dos. El 81% restante tiene que deberse a otras causas.

Los investigad­ores admiten que no han identifica­do estas otras causas pero apuntan como hipótesis principal a moléculas que regulan el desarrollo del cuerpo humano y que influyen tanto en el crecimient­o como en la formación del sistema cardiovasc­ular.

Otros dos factores que podrían influir, aunque los investigad­ores sostienen que deben tener una importanci­a menor, son que las personas bajas tengan las arterias coronarias más estrechas; y que los hábitos poco saludables sean más perjudicia­les en personas bajas, ya que una misma dosis de tabaco o de alcohol, por ejemplo, se distribuye en un volumen menor y alcanza una concentrac­ión más alta.

“Aunque nuestros resultados no tienen implicacio­nes clínicas inmediatas para los pacientes, una mejor comprensió­n de los mecanismos biológicos que relacionan la altura con el riesgo de enfermedad coronaria puede abrir nuevas vías para su prevención y tratamient­o”, destaca Nilesh Samani.

Un hombre de 1,70 tiene una probabilid­ad de enfermedad coronaria un 31% mayor que uno de 1,85

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GETTY Monitoriza­ción de la actividad cardiaca de un paciente

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