Del rap a Mahoma
El origen familiar de los catalanes yihadistas detenidos sorprende en sus localidades
La vida en tres barrios de Valls, Sabadell y Terrassa se vio alterada ayer tras la irrupción de la policía en viviendas de esta localidades donde detuvieron a otros tantos vecinos, los tres catalanes de origen, ahora acusados de terrorismo, con los que habían convivido durante años. En estos lugares no se hablaba de otra cosa, primero por la acción de la policía, que registró las casas de estos vecinos pero también los lugares que frecuentaban, y también por el despliegue de periodistas que traban de reconstruir la historia de estos tres catalanes que presuntamente habrían cruzado una línea que nadie imaginaba.
De vigilante de pub a ferviente islamista
El joven detenido en Valls, Jacob O.C. de 27 años, se había convertido al islam hace unos tres años. Actualmente compartía piso con un joven de Uruguay de 24 años (también convertido al islam) y un marroquí de unos sesenta y trabajaba en una frutería muy próxima a su domicilio. Sin embargo, Jacob nació y se crió en la vecina localidad de Montblanc. Estudió en el colegio público de este pueblo y luego fue al instituto, aunque dejó los estudios en secundaria. “Su familia es de lo más normal, sus padres habían nacido también en el pueblo... Se separaron hace tiempo”, explican ayer excompañeros suyos del instituto. “Jacob era una chico inquieto”, añaden. Antes de convertirse al islam había trabajado en varios empleos, fue socorrista en la piscina de Montblanc y guardia de seguridad en un conocido pub. Luego mostró gran pasión por la música y tuvo una época rapera. También se interesó por el budismo. A sus compañeros de instituto les sorprendió el cambio de los últimos tiempos: se paseaba por Montblanc con chilaba y lucía una larga barba. Ayer, la policía entró en su piso en una callejuela del centro de Valls, a las cinco de la madrugada. Los agentes se llevaron de ahí varias cajas, supuestamente un disco duro y otra documentación. Su compañero de piso, Adam, aseguró que no tenían armas, ni ordenadores, “ni tan sólo vemos la televisión”, afirmó a los periodistas. Sin embargo, unas horas antes de la operación policial (el martes a las 22.33 horas), Jacob cambió la foto de cubierta y de perfil de su Facebook. Colgó una imagen de la Meca y una mezquita y escribió: “Sólo Dios (ALLAH) alabado sea, es capaz de concentrar cinco millones de personas ordenarlas por filas impecables y hacer un silencio contemplador a la adoración del potente”. La operación policial siguió en un gimnasio de Valls, donde Jacob solía ir a entrenar. Algunos vecinos aseguraron que durante un tiempo prácticamente vivía allí. En el registro se llevaron más material. Amigos y compañeros del gimnasio explicaron que “enseñaron” a Jacob y Adam a ser musulmanes. Que buscaban una religión y la encontraron... Desde su conversión, aseguran, “Jacob ha mejorado, antes bebía y fumaba porros y salía de fiesta en discotecas”.
Sorpresa en un barrio de clase media
Los vecinos del número 20 de la calle Plini el Vell, en el límite entre los barrios de Can Llong y Can Rull de Sabadell se despertaron ayer con sorpresa. Dos unidades de los grupos especiales de los Mossos llegaron a las cuatro de la madrugada acompañados de varios vehículos de camuflaje y con la matrícula oculta. Los vecinos no se enteraron del operativo anti yihadista hasta que vieron a los agentes –algunos con metralleta en la puerta– y a los periodistas. La sorpresa siguió creciendo en este barrio de clase media cuando antes de mediodía se conoció la identidad del detenido, presunto cerebro de la célula, que la policía se llevó esposado. Se trata de un hombre de nacionalidad española que vivía junto a una mujer de origen marroquí en el 3r-4ª, que “había trabajado en una peluquería del barrio que cerró hace un tiempo”. Desde entonces, se desconoce su ocupa- ción. El arrestado “se había convertido al islam, se había dejado barba, llevaba túnica y siempre iba a la mezquita de Terrassa”, detalló Abdeslam, uno de sus vecinos. Los que conocían al detenido los describieron como un hombre “educado, normal y corriente, nadie podía esperarse que fuese yihadista o que quisiese hacer daño”. “Este es un barrio de trabajadores, muy tranquilo”, apuntaba una joven.
La policía sacó de su piso varias cajas y bolsas llenas de documentación y material y precintó la puerta de acceso, que había sido reventada para poder acceder en la madrugada. Además de este registro, los agentes hicieron tres más en Sabadell, en un local de Via Alexandra (donde llevaron al
detenido de Sant Quirze del Vallès), en la calle Tres Creus y en otro punto sin concretar.
El estigma de Ca n’Anglada, de nuevo
A Ca n’Anglada de Terrassa le va a costar quitarse el estigma de barrio conflictivo, con muchos vecinos de origen árabe, que acuñó en agosto de 1999 tras días de altercados raciales. Ayer algunas de sus calles fueron señaladas por la policía como foco vinculado al yihadismo catalán. Durante la mañana, se produjeron hasta siete registros en viviendas ubicadas en las calles Doctor Aymerich i Gilabertó y en el 232 de Sant Crispí, en la avenida de Barcelona, en el paseo 22 de juliol, en Núria Maó y Roig Ventura, todas de esta zona cuyos vecinos han sufrido dificultades económicas durante años. De los once detenidos, al menos dos son vecinos de Terrassa, aunque los Mossos reconocieron que a lo largo de la mañana interrogaron hasta seis personas en la ciudad.
El alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, subrayó: “Terrassa es una ciudad segura y el yihadismo no tienen causas locales ni ningún vínculo con la realidad de nuestros barrios ni de nuestra ciudad. Es un hecho aislado y minoritario”.