La Vanguardia

Una de minería y prostituci­ón

Chus Martínez y Albert Serra desvelan algunas claves de ‘La singularit­at’, el pabellón catalán en Venecia

- TERESA SESÉ Barcelona

Nunca una propuesta para el pabellón catalán en la Bienal de Venecia había despertado tanta expectació­n como La singularit­at, una gran instalació­n audiovisua­l que durante seis meses (de mayo a noviembre) se proyectará simultánea­mente en cinco pantallas en la Isola di San Pietro. Y eso que hasta el momento apenas se han podido visionar catorce minutos de un metraje de cinco horas (hace unas semanas en la Tate Modern y ayer mismo en Barcelona), pero sus artífices –la comisaria Chus Martínez y el cineasta Albert Serra– conforman un explosivo tándem de altísimo voltaje creativo que, así de entrada, es ya promesa de osadía estética y conceptual.

Ayer, en la presentaci­ón a los medios de comunicaci­ón, comisaria (escogida por un jurado internacio­nal) y artista (elegido por la primera), desvelaron algunas de las claves de un proyecto en el que vienen trabajando desde hace un año. “La singularid­ad –explica Martínez– es el término con el que la ciencia se refiere a una transforma­ción sin precedente­s, aún por llegar, y de la cual ni siquiera nosotros somos bien cons- cientes”. “Todo lo que habíamos conocido bajo el proyecto de la modernidad está en proceso de cambio” y eso tendrá un fuerte impacto en nuestras relaciones y nos obligará a crear otras formas de economía, de sociedad, de deseo... “Y también –añade– de cómo concebimos la forma en la que la cul- tura y la sociedad trabajen juntas”. Esa es la gran pregunta que ambos pondrán sobre la mesa de la Bienal de Venecia, “el lugar donde personas del ámbito de la cultura se encuentran para hacer la única cosa que es interesant­e hacer en este momento: confrontar una forma de hacer cultura que será osada y que llevará el pensamient­o un poco más allá”. Chus Martínez, actual directora del Instituto de Arte de la Academia de Arte y Diseño de Basilea, lanzó la idea a Albert Serra, el director de Honor de cavalleria o Història de la meva mort, que recienteme­nte fue objeto de una retrospect­iva en la Tate. “En ese mundo en transforma­ción me di cuenta de que hay un punto esencial que es la pérdida de centralida­d del cuerpo: hemos dejado de depositar todos nuestros sentimient­os, nuestra espiritual­idad,, nuestro contenido en otros cuerpos, para hacerlo en las máquinas, los móviles, los ordenadore­s...”.

La película aborda este proceso

Serra: “Hemos dejado de depositar nuestros sentimient­os en otros cuerpos para hacerlo en las máquinas”

a partir de una historia de minería y prostituci­ón (todos los personajes son gays y lesbianas, aclara el cineasta), dos formas de explotació­n del cuerpo, con la que lleva el artificio hasta el límite, “como se esas mujeres que de tanto que se han sometido a la cirugía estética ya no sabes si son reales o no”. La película, pretendida­mente barroca, se ve como un continuo en cinco pantallas, con puntos de fuga que saltan de unas a otras.

Impulsado por el Institut Ramon Llull –el presupuest­o global del pabellón es de 497.000 euros– La singularit­at se verá a partir de noviembre en La Virreina.

 ?? ALBERT SERRA ?? Fotograma de La singularit­at, la película de Albert Serra para la Bienal de Venecia
ALBERT SERRA Fotograma de La singularit­at, la película de Albert Serra para la Bienal de Venecia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain