Shell compra BG Group por 64.000 millones para reforzarse en el gas
La petrolera ofrece una prima del 50% y se expande en Brasil y Australia
Como suele ocurrir con la movida historia del oro negro, los bajos precios del petróleo propician fusiones y concentraciones en el sector. Shell, la petrolera holandesa, ha sido la primera en moverse al lanzar una oferta pública de adquisición de acciones sobre su pequeña rival británica, BG Group, por 64.000 millones de euros (en efectivo y en acciones), lo que supone una prima del 52% sobre la cotización media registrada por BG durante las últimos noventa sesiones. La fusión será amistosa ,ya que cuenta con el beneplácito de los respectivos consejos de administración de las dos compañías.
Gracias a esta adquisición, Shell se sube al podio de los gigantes de la industria del petróleo – BP, Chevron, ExxonMobil– y consigue incrementar un 20% su producción anual y un 25% sus reservas probadas de petróleo y gas. “El resultado” de la operación “será una empresa más competitiva y sólida para todos nuestros accionistas en el entorno actual de volatilidad de los precios del petróleo”, explicó ayer Jorma Ollila, el presidente de Shell.
La petrolera holandesa pretende ganar tamaño y realizar economías de escala que le permitan mantener su rentabilidad en un mercado del petróleo con precios un 40% más bajos que hace un año debido a la abundancia de la oferta, por el gas de esquisto de Estados Unidos y la negativa de Arabia Saudí y las monarquías del golfo Pérsico a reducir las cuotas de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Básicamente, los productores de petróleo barato liderados por Arabia Saudí, con costes de extracción inferiores a los diez dólares por barril, quieren sacar del mercado mundial a las nuevas explotaciones esta- dounidenses de gas de esquisto, cuyos costes de producción rondan los sesenta dólares por barril.
Ante la nueva realidad del mercado del petróleo, BG Group era una presa sumamente apetitosa, con reservas y yacimientos en Australia, Brasil, este de África y Egipto, donde dispone de importantes actividades de gas natural licuado, así como de exploración en aguas profundas. Se trata de una escisión de la antigua British Gas, en 1997, que emplea a 5.200 personas en 24 países. Como tantos productores medios, no pudo soportar la caída desde cien a cincuenta dólares del precio del barril de petróleo y perdió dinero en el 2014.
Con todos estos datos y sus anticipaciones racionales e irracionales, los inversores lo tuvieron claro. El precio de las acciones de BG Group se disparó un 37% en Londres mientras que las participaciones de Shell cedieron un 3%. “Desde el punto de vista de Shell, las ventajas son claras con el aumento de su exposición al gas natural licuado, las sinergias de costes prácticamente inmediatas y, cuando llegue el mo-
La caída de los precios del petróleo desde junio alienta las operaciones de concentración
mento, con la venta de activos gracias a un desmantelamiento parcial de las actividades de BG”, resumía a France Presse el analista Richard Hunter, de Hargreaves Lansdown. Ayer, los expertos trataban de vaticinar cuál será la próxima fusión por absorción en el sector.
La operación podría “marcar el inicio de un frenesí de fusiones y adquisiciones como ocurrió a finales de los años noventa –el precio del barril cayó por debajo de diez dólares–, cuando numerosas pequeñas y medianas petroleras y empresas gasistas fueron tragadas por las empresas más grandes que dieron nacimiento a los ac- tuales gigantes (ExxonMobil, BP, Chevron y Royal Dutch Shell), recordaba ayer Augustin Eden, analista de Accendo Markets.
Las finanzas tienen un papel muy importante en la operación. El responsable ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, explicó que la nueva empresa dedicará 55.000 millones de dólares a recomprar sus propias acciones para que suba su cotización y el accionista cobre sus buenos dividendos entre 2016 y 2010, al tiempo que disminuirán el volumen de sus inversiones. Según informaba ayer el Financial Times, Bank of America asesoró a Shell y Goldman Sachs a BG. Ambas petroleras generarán 30.000 millones de dólares de beneficios más amortizaciones a partir del 2016. A finales del año pasado, Repsol compró la canadiense Talisman Energy, por 8.500 millones de dólares.