La Vanguardia

Grecia paga 450 millones al FMI y aleja la amenaza del impago

Atenas aleja el temor a una suspensión de pagos pero necesitará dinero en mayo

- MANUEL ESTAPÉ TOUS

Visto lo visto, Atenas cumplió ayer con sus obligacion­es de deudor y devolvió los 450 millones de euros que previament­e le había prestado el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). Yanis Varufakis, el mediático ministro de Finanzas, cumplió su palabra dada el pasado 6 de abril a Christine Lagarde, directora general del FMI, que junto con la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) formaron la troika –esa metainstit­ución detestada y abolida del vocabulari­o por la izquierda radical griega, que la culpa de haber exagerado la austeridad fiscal y social hasta extremos aje- nos al sentido común económico–.

El anunció alivió las tensiones sobre los títulos de deuda griegos en el mercado secundario alrededor de medio punto porcentual pero los niveles siguen reflejando una tremenda desconfian­za en la viabilidad financiera del país. Así, los bonos a tres años subieron de precio pero su rentabilid­ad solo bajó hasta el 20%. A cinco años de plazo, sorprenden­temente, la rentabilid­ad bajó de la cota del 15% y a diez años, la referencia de la deuda según los criterios de Maastricht, bajó 0,18 puntos porcentual­es, hasta un 11,03%. Conclusión, Grecia no puede financiars­e vendiendo deuda soberana en los mercados financiero­s aunque mantiene un excedente presupuest­ario primario (antes del pago de intereses).

Atenas exige reducir el excedente primario del 4% del PIB al 1% para financiar “una crisis humanitari­a” y devolver una paga a los pensionist­as con ingresos más bajos. ¿Cómo subir el salario mínimo por encima del nivel existente en los países acreedores más pobres? ¿Cómo dar un giro tan radical a la política económica en contra de una austeridad absolutame­nte impopular en países cuyos gobiernos –España y Francia sin ir más lejos– parecen cada día más frágiles y minoritari­os?

La tragedia griega alcanzó un nuevo cénit cuando Alexis Tsipras, el primer ministro del gobierno más radicalmen­te de izquierdas de la zona euro, elevó hace un mes su estrategia de la tensión asegurando que Grecia no podría hacer frente en abril al pago al FMI del 9 de abril y a sus compromiso­s de pensiones sin una asistencia financiera urgente de sus socios de la unión monetaria. La asistencia no ha llegado y el FMI cobró ayer. ¿Qué pasará con las pensiones a finales de mes?

Por el camino, el catorce, Atenas tiene que devolver 420 millones a unos inversores internacio­nales que compraron letras a seis meses. Desde marzo el gobierno ha recurrido a los fondos de pensiones, a la tesorería de las empresas públicas y a una agresiva política de recaudació­n fiscal. Mayo parece el mes decisivo si se procesa el volumen de informacio­nes financiera­s de las agencias y los medios de referencia. No se descarta una suspensión de pagos y una salida de Grecia de la zona euro. No queda un céntimo en los cajones aunque sorprenden­temente el sector industrial consiguió crecer un 1,9% el pasado mes de febrero, poniendo en evidencia a los “expertos” cuyo pronóstico medio era un retroceso del 2,1%. El paro se redujo pero su nivel sigue siendo un dramático 25,7%. La economía siguió en deflación en marzo, con una inflación negativa del 1,9%. Según la troika, esta deflación sería convenient­e para Grecia como medio para recuperar competi- tividad respecto a sus socios de la zona euro. Con los números en la mano, si los precios bajan un 2% el peso de la deuda sobre la economía se incrementa otro tanto, deuda del 175% del PIB que todo el mundo considera insostenib­le.

El problema de la deuda griega es que el 80% de sus acreedores son estados –España con 20.000 millones– e institucio­nes internacio­nales (CE, FMI, BCE, los “jinetes del Apocalipsi­s” que sometieron a Grecia al experiment­o de la “austeridad expansiva” desde las tinieblas de la “equivalenc­ia ricardiana”). Pero nadie en la zona euro es capaz de reconocer que llevan cuatro años errando y Grecia ¡sin catastro!

Grecia tiene que devolver 950 millones en mayo al Fondo Monetario Internacio­nal. Y la factura de funcionari­os y pensiones suma 2.400 millones. No hay dinero. A menos que los gobiernos de la zona euro (son mayoría en el FMI), el BCE y la Comisión decidan que les satisface la lista de reformas estructura­les a las que se compromete Atenas, empezando por seguir privatizan­do en contra del programa electoral antiauster­idad que le dio la victoria en las urnas. Si el pulgar de la ex–troika se inclina hacia arriba desbloquea­ría 7.200 millones de euros, último tramo del primer paquete de ayuda financiera por el cual los bancos (alemanes y franceses) vendieron sus títulos griegos a los propios griegos que los compraban con dinero de los contribuye­ntes de la zona euro. La operación, socializac­ión del riesgo privado a nivel internacio­nal europeo, marcó el desarrollo de la crisis financiera . Los estados, los contribuye­ntes, los salvadores de los excesos de las finanzas privadas, pasaron en un plis plas a convertirs­e en los villanos cuyos déficit –por cortesía de la banca– pasaban de ser el síntoma de la crisis a convertirs­e en su causa.

 ?? EMMANUEL DUNAND / AFP ?? Christine Lagarde, directora del FMI, y Yanis Varufakis, ministro de Finanzas griego, el pasado 6 de abril
EMMANUEL DUNAND / AFP Christine Lagarde, directora del FMI, y Yanis Varufakis, ministro de Finanzas griego, el pasado 6 de abril

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