La Vanguardia

Obama logra evitar que el Congreso arruine su legado

Maniobra en el Senado para salvar los pactos con Irán y Cuba

- JORDI BARBETA

El principal legado de la presidenci­a de Barack Obama será el cambio de relaciones con los “enemigos tradiciona­les de Estados Unidos”. Obsérvese que el presidente busca acuerdos con países como Irán o Cuba sometidos desde hace décadas a durísimas sanciones de la primera potencia. Pero el éxito de la Doctrina Obama dependerá de que el Congreso, con mayoría republican­a en las dos cámaras, no le boicotee sus planes. Para evitarlo, ha tenido que arremangar­se y buscar el menos malo de los acuerdos en el Capitolio a fin de mantener a salvo las negociacio­nes con Teherán y la Habana.

El presidente piensa en su legado y el Congreso quiere hacerse valer y hacerse oír como institució­n representa­tiva, y en ello coinciden republican­os y demócratas, que quieren tener la última palabra en los asuntos importante­s. Es una idea que “no entusiasma” en la Casa Blanca, tal como admitió su portavoz, Josh Earnest, pero Obama se encontró con una votación unánime del Comité de Exteriores del Senado para someter a revisión del Congreso lo que acabe pactando con los ayatolás.

Siguiendo la máxima de Sun Tzu en El arte de la guerra, como no podía vencer al Congreso Obama acabó uniéndose a él. El presidente, el secretario de Estado, John Kerry, y el personal de la Casa Blanca se movilizaro­n el martes por la noche para conseguir que el apoyo demócrata tuviera como contrapart­ida que la iniciativa bipartidis­ta no hiciera inviable el pacto nuclear con Irán, todavía en fase de negociació­n hasta el 30 de junio.

La intervenci­ón de la Casa Blanca evitó que el Congreso condiciona­ra el pacto a priori con cláusulas sine qua non del tipo “Irán renuncia a apoyar el terrorismo de Hizbulah” o “Irán reconoce el derecho a la existencia del Estado de Israel”. También se enmendó la intención de alargar hasta 60 días el plazo de revisión del Congreso. El acuerdo prevé un plazo de 30 días antes de que Obama pueda levantar las sanciones, cuando Tehe- rán ya ha dicho que en caso de acuerdo las sanciones deben ser inmediatam­ente suprimidas.

“A pesar de la oposición de la Casa Blanca desde el principio –declaró el republican­o Robert Corker, presidente del Comité de Exteriores del Senado– está asegurado que el pueblo, a través de sus representa­ntes electos, tendrá una voz en cualquier acuerdo final con Irán”.

La intervenci­ón de la Casa Blanca y el pacto posterior fue providenci­al para mantener vivas las negociacio­nes con Irán y para poner francament­e difícil que el Capitolio se cargue el acuerdo final.

Según aclaró el portavoz Earnest, el Congreso no podrá emitir una votación global sobre el acuerdo, sino que sólo podrá decidir sobre las sanciones que decida levantar el presidente. Y en su interpreta­ción de la ley, sería necesaria una votación para cada una de las sanciones y necesitarí­a el apoyo de dos tercios del Senado para superar el veto presidenci­al. Es decir, Obama, aunque otra vez in extremis, se ha salido con la suya.

Igual ocurre con el proceso de normalizac­ión de relaciones con Cuba. El presidente ya ha informado de su decisión de retirar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Aunque el Senado exprese su opinión contraria, que segurament­e lo hará, no frenará la iniciativa del presidente. Tendría que aprobar una ley nueva apoyada por 67 de los 100 senadores. No ocurrirá. Hasta el Miami Herald saludó en su editorial la retirada de Cuba de la lista negra de países terrorista­s como “el reconocimi­ento inevitable de la realidad”.

Otra cosa será el levantamie­nto del embargo, que sí depende del Congreso, pero la sensación es que el proceso ya es irreversib­le diga lo que diga el senador y candidato Marco Rubio. La presión empresaria­l estadounid­ense es muy fuerte y la opinión pública apoya la reconcilia­ción. Habrá mucho ruido porque los republican­os están empeñados en identifica­r a Hillary Clinton con Obama y atacan al presidente para poner a la ex primera dama entre la espada y la pared.

IRÁN Un pacto in extremis permite mantener las negociacio­nes y pone muy difícil el rechazo

CUBA La retirada de la lista de países que ayudan a terrorista­s ya no tiene vuelta atrás

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SAUL LOEB / AFP El presidente Barack Obama, ayer en los jardines de la Casa Blanca

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