La cosificación
Cosificar la mujer significa hacer uso de ella o de su imagen para finalidades que no la dignifiquen ni como mujer, ni como ser humano.
La forma más frecuente de cosificación de la mujer es la cosificación sexual: se la convierte en un objeto sexual a disposición del hombre. Son ejemplos de cosificación los anuncios impresos, televisivos y de otros tipos en que a la mujer se la deja ver como un mero objeto que tiene que ser explotado y expuesto al lado de herramientas, cigarros, licores, tractores, automóviles, desodorantes y un largo etcétera de productos que las empresas quieren vender. Así lo explica el Centre Dolors Piera d’Igualtat d’Oportunitats i Promoció de les Dones, de Lleida, entidad que señala que la mayoría de veces, la cosificación del cuerpo de la mujer se produce basándose en un aislamiento o énfasis que se le da a una zona concreta del cuerpo, como por ejemplo la boca o los pechos y otras zonas eróticas, en detrimento de otras.
Este erotismo no se produce únicamente a partir de la desnudez, sino que también surge del contexto, de objetos, del ademán o postura del sujeto, del vestido o accesorios, de la manera de lle- varlos e, incluso, de la manera de mostrar o de ocultar el propio cuerpo.
Expertos en igualdad de género consideran que la cosificación está detrás de la violencia de género, del maltrato, de la desigualdad y urgen a acabar con este tipo de representación que denigra la imagen de la mayoría de la población.
La portavoz de Fundación Mujeres, Marisa Soleto, atisba, sin embargo, una nueva manera de tratar la imagen de la mujer por parte de las empresas publicitarias. “Se están dando pasos en ese campo y hay que ponerlos en valor”, indica.