Adopción y patología
Aprincipios del siglo pasado, el psiquiatra suizo Hermann Rorschach (1920) utilizó por primera vez el término psicodiagnóstico. Psicodiagnóstico como sinónimo de evaluación psicológica y entendido como un proceso que tiene como objetivo describir y comprender la personalidad de la persona. Hace falta, sin embargo, tal como expresaba Allport (1939), tener presente la singularidad de cada individuo, a pesar de compartir algunos aspectos con el resto.
Estamos en un momento en que surgen muchas nuevas patologías definidas en la publicación de referencia entre los profesionales de la salud mental, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMV), de la Asociación Americana de Psiquiatría. Publicación reciente que ha suscitado gran controversia ya que, entre otras cuestiones, algunos expertos afirman que añade muchos trastornos mentales nuevos y flexibiliza las normas para diagnosticarlas, lo que puede hacer aumentar de manera notable las personas que tienen un trastorno.
En este contexto, los niños adoptados son un colectivo especialmente vulnerable y susceptible de ser diagnosticado de todo tipo de patologías (TDAH, TEA, dislexia, inteligencia límite, etcétera). Estos niños han sufrido ruptura/s en sus primeras relaciones afectivas con las figuras de referencia (padre y madre), lo que propicia retrasos madurativos en todos los ámbitos y socialmente no lo respetamos. A nivel educativo, por ejemplo, se incorporan al curso que les corresponde para su edad cronológica. No se contempla en nuestro sistema educativo que un niño pueda incorporarse a un curso inferior, con el fin de favorecer que llegue a los niveles de desarrollo que le corresponden. Seguimos sin entender ni social ni profesionalmente qué quiere decir ser un niño adoptado, más allá de la anécdota de los rasgos diferenciales o de su país de origen, chino, nepalí, ruso o de cualquier otra procedencia. Se siguen haciendo diagnósticos parciales que evalúan únicamente alguno de los ámbitos de la persona (intelectual, físico o emocional), sin considerar ni su interrelación, ni la historia previa de estos niños antes de la adopción.
Nuevas patologías, diagnósticos parciales, inmadurez emocional y desajustes a nivel educativo propician el sobrediagnóstico y nos hacen olvidar que, más allá de poner una etiqueta, el objetivo del psicodiagnóstico es “comprender para poder ayudar”.