Juha Sipilä
Los euroescépticos finlandeses rebajan la retórica para entrar en el gobierno
LÍDER P. DE CENTRO FINLANDÉS
El Partido de Centro ganó las elecciones del domingo en Finlandia al conseguir 49 de los 200 escaños del Parlamento. Pese a ello, Sipilä necesitará el apoyo de otros dos partidos para gobernar y sacar adelante sus reformas.
El ganador electoral, el centrista Sipilä, aborda unas duras negociaciones para formar una coalición
Su exitoso pasado en el mundo de los negocios lo atestigua. Juha Sipilä es un hombre de acción. O al menos esa es la imagen que quiere seguir dando a los finlandeses, tras proclamarse vencedor en las elecciones del domingo al frente del Partido de Centro. Con este espíritu, fijó ayer el calendario y las premisas en las que basará las conversaciones con los líderes de los demás partidos para formar el nuevo ejecutivo. Su objetivo es claro: alcanzar cuanto antes un pacto de coalición firme y estable que le permita gobernar y devolver al país a la senda del crecimiento.
Tras tres años de recesión, marcados por la pérdida de competitividad, la destrucción de empleo y el creciente desajuste de las finanzas públicas, Finlandia necesita un cambio de rumbo que vuelva a convertirla en la brillante economía que era.
Pero la escena política está muy fragmentada y, a pesar de haber ganado los comicios con 49 de los 200 escaños que tiene el Parlamento, Sipilä necesitará el apoyo de al menos dos de los otros grandes partidos para poder sacar adelante sus reformas.
Entre ellos, sobresale el euroescéptico Partido de los Finlandeses (antes denominado Verdaderos Finlandeses), que lidera Timo Soini y que, con 38 escaños, es el segundo partido más votado. Las negociaciones se presentan complicadas, puesto que la presencia de esta formación en el futuro gobierno podría complicar las relaciones con Europa, especialmente en el caso de que Grecia necesite un tercer rescate.
El Partido de los Finlandeses, de hecho, ya obtuvo un resultado muy bueno en las elecciones del 2011. En esa ocasión, sin embargo, prefirió quedarse en la oposición para no tener que dar su consentimiento a la política de rescates a los países del sur de Europa que Bruselas se disponía a aprobar en aquel momento.
Analistas consultados por este periódico consideran que las circunstancias han cambiado y que las posibilidades de que este partido entre ahora en el gobierno son más altas que nunca. “Formar parte del ejecutivo es ahora una de sus prioridades”, explica Tapio Raunio, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tampere, que señala que Soini quiere demostrar que es capaz de gobernar y responder a quienes le criticaron en el 2011 por preferir la comodidad de la oposición. En su opinión, los euroescépticos “no quieren que el tema europeo suponga un obstáculo para entrar en la coalición, y lo más probable es que acaben haciendo alguna concesión”.
Del mismo parecer es Lauri Karvonen. Este experto en políti- ca de la Universidad de Åbo es más contundente. Destaca que el máximo objetivo de Sipilä, el ganador, es restaurar la economía y, por lo tanto, “no tiene la más mínima intención de dejar que el programa antieuropeo de Soini acabe monopolizando la acción de su gobierno, de modo que si el Partido de los Finlandeses quiere formar parte del ejecutivo no tendrá otro remedio que rebajar su retórica sobre Europa”.
Más allá de recurrir a los euroescépticos, Sipilä también tendrá que sondear a los conservadores de Kokoomus, del hasta ahora primer ministro Alexan- der Stubb, que ha logrado 37 escaños, y al Partido Socialdemócrata, que también formaba parte del gobierno saliente y que, con sólo 34 escaños, ha sido el más castigado en las urnas.
Sea quien sea el elegido, todos los partidos coinciden en que la austeridad es la única manera de sacar a Finlandia del bache en que se encuentra, por lo que Sipilä no encontrará especiales dificultades a la hora de llegar a un acuerdo sobre las medidas a tomar. Ante él tiene recortes y rebajas de salarios, “un trabajo nada fácil”. Se lo advertía ayer el premier saliente, el conservador Stubb, que sabe de lo que habla.