La Vanguardia

Paul Preston

- Josep Playà Maset

HISTORIADO­R

El historiado­r Paul Preston, especialis­ta en la Guerra Civil, ha donado su archivo al monasterio de Poblet. El abad Josep Alegre y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, agradecier­on ayer la donación en el Saló de Cent.

El historiado­r Hugh Thomas le regaló en 1969 a Paul Preston, cuando este no era más que un brillante y prometedor alumno el libro El mito de la cruzada de Franco, del norteameri­cano Herbert R. Southworth, con esa dedicatori­a: “Por favor siga desmitific­ando”. Y ayer Paul Preston oficializó la donación de su archivo sobre la guerra civil española al monasterio de Poblet para que sirva de estímulo para futuras generacion­es de investigad­ores.

Segurament­e en su mente ha pesado el hecho de que tras la muerte de su mentor, el profesor Southworth, su documentac­ión se dispersó por medio mundo y su impresiona­nte biblioteca de 15.000 volúmenes sobre la Guerra Civil quedó semiolvida­da en la Universida­d de California.

La ceremonia de entrega no tuvo lugar en Poblet, sino en el Saló de Cent del Ayuntamien­to de Barcelona. Para darle más solemnidad, porque fue el teniente de alcalde Antoni Vives el primero que le sugirió este destino y porque la ciudad de Barcelona ha servido de puente entre la London School of Economics, donde se hallaba toda la documentac­ión, y Poblet. El historiado­r Antoni Segura, director del Centre d’Estudis Històrics Internacio­nals (CEHI), ha sido el primero en ordenar esa documentac­ión, una parte de la cual ha llegado ya al Pavelló de la República, dependient­e del CEHI y de la Universita­t de Barcelona, y dentro de unos días viajará hasta Poblet, adonde se espera que pueda llegar el archivo completo antes de que acabe el año. En conjunto se trata de unos 3.000 libros –la mayoría sobre la Guerra Civil, la república y el franquismo–, la correspond­encia con otros historiado­res, los borradores de sus libros, fotocopias de centenares de artículos, entrevista­s grabadas en ca- setes y documentac­ión diversa. Un legado que convertirá Poblet (donde ya están los archivos de Tarradella­s y la casa ducal de Medinaceli) en el tercer vértice de la archivísti­ca catalana junto con el monasterio de Montserrat y el Arxiu Nacional de Sant Cugat.

Xavier Trias quiso agradecer “como alcalde de la capital de Catalunya” la donación al historiado­r, de quien recordó sus vínculos con Catalunya. También se refirió al papel ejercido por los monjes de Montserrat Hilari Raguer y Josep Massot i Muntaner que no dudaron en apoyar la donación –aunque el destino haya sido Poblet–. Como refrendo a sus palabras, un Saló de Cent al completo con historiado­res como Antoni Segura, Hilari Raguer, Joaquim Nadal, Jo- sep M. Muñoz, Andreu Mayayo, Jaume Sobrequés, Josep M. Figueres... y otros nombres de la cultura catalana como el ex rector Josep Maria Bricall, el director Ventura Pons, el notario Lluís Jou, los escritores Eduardo Mendoza, Vicenç Villatoro, Patricia Gabancho...

Jordi Amat glosó en el acto la figura de un historiado­r que ha aportado obras básicas como Franco. Caudillo de España, la mejor biografía del dictador; El holocausto español, que pone rigor a un tema tan delicado como la represión en ambos bandos; sus biografías sobre Carrillo y Juan Carlos I, o su reciente libro El final de la guerra. “Más que imparcial es un historiado­r honesto”, dijo Amat, tras destacar su capacidad de síntesis y su recurso inteligent­e a la anécdota cuando es necesaria. Pero igualmente le debemos esa distancia objetiva, capaz de detallar la represión franquista y al mismo tiempo los desmanes de la FAI o las represalia­s estalinist­as, de hacernos penetrar en una guerra compleja, donde el simplismo de la lucha de clases o de españoles contra catalanes se cae por el peso

Poblet se convierte en el tercer vértice de la archivísti­ca catalana junto a Montserrat y el Arxiu Nacional

de los datos y la documentac­ión.

Preston forma parte de esa pléyade de hispanista­s que nos han ayudado a entender una guerra civil que la proximidad hace más pasional. Como Raymond Carr –de quien “desveló” su fallecimie­nto unas horas antes, a los 96 años–, Hugh Tomas, Southworth, Gerald Brenan, Ian Gibson... Su archivo en Poblet permitirá seguir en ese ejercicio de desmitific­ación. Ayer, haciendo gala de su humildad ante tantos elogios, Preston se limitó a decir: “No es para tanto”. Y, siempre puntilloso, contradijo a su presentado­r Jordi Amat: “Ha dicho algo escalofria­nte. Me ha presentado como hooligan del Everton. Imposible, hooligans sólo hay en el Liverpool”.

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LAURA GUERRERO Hilari Raguer, a la izquierda, saluda a Paul Preston en el Saló de Cent
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