La Vanguardia

Ayaan Hirsi Ali

“El islam actual no es una religión de paz, pero puede serlo”, afirma

- MARÍA-PAZ LÓPEZ

ESCRITORA

La escritora Ayaan Hirsi Ali (45), de origen somalí y que desde hace años vive bajo protección policial por las amenazas islamistas, emplaza en su nuevo y polémico libro a reformar el islam para que sea una religión de paz.

Una carta de amenazas contra ella, prendida en el pecho del cineasta neerlandés Theo van Gogh asesinado, le dio fama internacio­nal en 2004. Ayaan Hirsi Ali, nacida en Somalia, entonces diputada en los Países Bajos y ahora ciudadana de Estados Unidos, había colaborado en el cortometra­je de Van Gogh Sumisión, que criticaba el trato a las mujeres en el islam. Con escolta desde entonces, la autora, de 45 años, presentó ayer la edición alemana de su nuevo libro, Heretic: Why islam needs a reformatio­n now (Hereje: Por qué el islam necesita una reforma ahora), en el que llama a los musulmanes a revisar algunos aspectos del islam para amoldarlo al siglo XXI y desvincula­rlo de toda violencia.

El libro, que en Alemania publica la editorial Knaus, ya es un controvert­ido superventa­s en Estados Unidos y Canadá, donde se lanzó en marzo. “Respeto la religión; mi objeción se dirige a la dimensión política del islam –arguyó Ayaan Hirsi Ali en un encuentro con la prensa, blindado por motivos de seguridad–. El islam actual no es una religión de paz. Pero soy optimista; puede serlo si acomete reformas, y algunos musulmanes están arriesgand­o sus vidas para ponerlas en marcha”.

En su ensayo, Hirsi Ali clasifica a los 1.600 millones de musulmanes del mundo en tres categorías: musulmanes de Medina, musulmanes de La Meca y disidentes. Los ‘musulmanes de Medina’ son, según ella, “una minoría, extremista­s, radicales, integrista­s, violentos pero también no violentos”, que beben de las afirmacion­es agresivas del profeta Mahoma en Medina, adonde huyó en el año 622 desde La Meca.

Los ‘musulmanes de La Meca’, que se sustentan en las más pacíficas enseñanzas de Mahoma de esa primera etapa, son “la mayoría; pueden ser o no practicant­es, pero están atrapados entre la atracción por la modernidad y la devoción por el Corán y Mahoma –sostuvo la escritora–. Muchos son gente piadosa y, si viven en Occidente, ‘protegen’ a sus hijos e hijas: que ellas no se maquillen, mejor que lleven velo, y que no tengan novios”. Los disidentes son “valientes hombres y mujeres musulmanes que han constatado que algunas partes del legado de Mahoma no son compatible­s con la modernidad, y quieren reformarlo”, concluyó.

Educada en la fe musulmana y ahora atea, Ayaan Hirsi Ali planteó cinco cambios. Primero: “Revisar la infalibili­dad del Corán y de Mahoma, abrirlos a la interpreta­ción y a la crítica”. Según su análisis, los musulmanes deberían además “priorizar esta vida en vez de enfatizar ‘la vida después de la muerte’”; respetar la ley secular sin pretender que la charia prevalezca; no imponer normas de comportami­ento a los demás, incluidos los no musulmanes; y rechazar la ‘guerra santa’.

Hirsi Ali argumentó que está en curso una pugna por ‘conquistar’ a esa mayoría de ‘musulmanes de La Meca’, y que Occi- dente debería apoyar a los disidentes reformista­s para que lo logren. Con el 23% de la población mundial, el islam es la segunda religión más profesada, tras el cristianis­mo. Oída toda la argumentac­ión, esta cronista se pregunta si no es pedir demasiado a un ‘musulmán de La Meca’ que se avenga a “revisar la infali-

La autora propone cinco cambios, entre ellos “revisar la infalibili­dad del Corán y de Mahoma”

bilidad del Corán y de Mahoma”, porque equivale a cuestionar el pilar central de su fe.

La autora ve algunos paralelism­os de contexto entre la reforma del islam que ansía y la reforma protestant­e del siglo XVI, como que entonces fue fundamenta­l la imprenta y ahora lo es internet; o que algunos príncipes abrazaron el luteranism­o en busca de poder, y que ahora hay gobernante­s musulmanes –pocos de ellos democrátic­os– que se sienten amenazados por el islam extremista.

Ayaan Hirsi Ali, hija de un disidente somalí, pasó infancia y juventud en Arabia Saudí, Etiopía y Kenia. Cuando en 1992 su padre quiso casarla con un primo lejano de Canadá, la joven Ayaan aprovechó el viaje para huir a los Países Bajos, donde recibió asilo, se licenció en Ciencias Políticas, obtuvo la nacionalid­ad neerlandes­a, y en 2003 fue elegida diputada. Al año, se produjo el asesinato de Theo van Gogh, y tras una polémica sobre si mintió al pedir asilo en Holanda, se mudó en 2006 a Estados Unidos. Ahora es profesora en la Universida­d de Harvard. En España ha publicado Yo acuso (2006), Mi vida, mi libertad (2007), el infantil Adán y Eva (2009), y Nómada (2011), todos en Galaxia Gutenberg.

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MARK WILSON / AFP La autora, en una conferenci­a el 7 de abril en Washington

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