La Vanguardia

El poder de Escocia

Nicola Sturgeon promete hacer todo lo posible para acabar con la austeridad

- RAFAEL RAMOS

El Reino Unido va camino de un cambio político sin precedente­s en el que los independen­tistas escoceses del SNP podrán decidir quién es el nuevo primer ministro.

Los nacionalis­tas dicen que defenderán “los intereses de todos” y no hablan de independen­cia

El Reino Unido, si se confirman los pronóstico­s de las encuestas, va camino de una crisis constituci­onal sin precedente­s en la que los independen­tistas escoceses del SNP serán acusados de decidir quién es el primer ministro, tener como rehén al gobierno de Londres y la capacidad de vetar leyes para el conjunto de todos los británicos (incluso en defensa), cuando su objetivo último es la fragmentac­ión del país. Es lo que dicen los tories.

El Partido Nacional de Escocia, consciente de la extraordin­aria fuerza que probableme­nte va a tener tras las elecciones del 7 de Mayo, ha lanzado un manifiesto lleno de guiños a la izquierda, en los que propone el fin de la austeridad, la subida del salario mínimo, la construcci­ón de cien mil nuevas viviendas de protección oficial, un aumento anual del 0.8% en el gasto público, inversione­s de 200.000 millones de euros por parte del Estado, la protección de las pensiones, una coalición contra las armas nucleares y la costosísim­a renovación de la flota de submarinos de la clase Vanguard, una banda impositiva del 50% para las rentas más altas, y la recuperaci­ón de las ayudas a los discapacit­ados eliminadas por Cameron.

Nicola Sturgeon, la líder del SNP, no es candidata al parlamento de Westminste­r y nadie más que los escoceses pueden votar a su partido, pero se ha convertido en el personaje decisivo de la política británica con su éxito en los dos debates televisado­s nacionales en que ha participad­o, y que ha aprovechad­o para poner sobre la mesa programas auténticam­ente socialdemó­cratas, mucho más ambiciosos que la versión light de la austeridad en los que sigue insistiend­o el Labour, obsesionad­o con la credibilid­ad fiscal.

“Si salimos de los comicios del 7 de Mayo con una posición de influencia a nivel nacional, utilizarem­os ese poder de una manera responsabl­e y constructi­va, y lo ejerceremo­s en defensa de los intereses no sólo del pueblo escocés, sino también de los ingleses, galeses y norirlande­ses”, prometió Sturgeon en la presentaci­ón del manifiesto del SNP, un documento titulado Más fuertes para Escocia. Su popularida­d en todas las latitudes es tan grande que decenas de miles de votantes potenciale­s de todo el país se han dirigido a la Comisión Electoral preguntand­o si pueden poner su nombre en la papeleta (y han descubiert­o decepciona­dos que la respuesta es que no, porque su partido sólo presenta candidatos en las 59 circunscri­pciones escocesas).

El manifiesto del grupo soberanist­a ha dejado aparcada la demanda de un segundo referéndum, aunque se reserva el derecho a pedirlo “si se produce un cambio fundamenta­l en las circunstan­cias políticas, como por ejemplo la salida de la Unión Europea”. En cambio, solicita la plena autonomía fiscal que Escocia todavía no tiene, a pesar de que Londres se comprometi­ó tras el referéndum a incrementa­r notablemen­te sus competenci­as en materia de recaudació­n de impuestos y gasto público.

“A los escoceses, si votáis al SNP, os prometo que me encargaré de que vuestra voz sea escuchada en Westminste­r con más fuerza que nunca. Y al resto de británicos, aunque no nos podáis votar, os digo que tenéis el derecho a saber cuáles son nuestros planes por si ninguno de los grandes partidos obtiene la mayoría absoluta , que vuestras opiniones las tendremos muy en cuenta, y que vamos a actuar en función del interés de la mayoría y no de las clases privilegia­das”, dijo Sturgeon, la estrella indiscutib­le de la campaña.

El SNP ha garantizad­o que no aupará a los conservado­res al 10 de Downing Street, y ha ofrecido al Labour una “coalición de fuerzas progresist­as” con el objetivo de acabar con la austeridad y no renovar la flota de misiles atómicos, desafiándo­le a “ofrecer al país algo más que una versión descafeina­da de la derecha”. Ed Miliband –el líder laborista– ha descartado un pacto formal, pero no informal, y se encuentra ante un grave dilema. Por un lado, todo apunta a que el apoyo de los nacionalis­tas será su única opción de formar gobierno. Por otro, se ha comprometi­do a la reducción del déficit y la renovación de las armas nucleares que piden los militares en la búsqueda de votos indecisos de centro.

El resto de fuerzas políticas ha denunciado el programa del SNP como costosísim­o e irresponsa­ble, “un regreso a las políticas que llevaron a la crisis”. Los tories han ido más lejos y planteado la amenaza de que los escoceses bloqueen en el parlamento la asignación de fondos para defensa, suscitando así una crisis presupuest­aria como las ya habituales en los Estados Unidos.

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LESLEY MARTIN / AFP La líder del SNP y ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, blandiendo el manifiesto electoral

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